Cientos de ciudadanos, con sus canastos, carritos de tela y bolsas ecológicas, se dieron cita el pasado fin de semana en la plazoleta de la entidad para comprar productos orgánicos. La jornada contó con 13 agricultores urbanos de nueve localidades de la ciudad, quienes comercializaron verduras, hortalizas, semillas, plántulas, frutas, aromáticas y productos transformados de la agricultura urbana.
Paramosa, fría y con una llovizna tenue. Así amaneció Bogotá el pasado sábado 5 de febrero, un panorama grisáceo que auguraba un día pasado por agua. Por eso, Mercedes Rivera, una habitante del barrio Modelo Norte, se armó de paraguas y una chaqueta popocha para salir a realizarse unos exámenes de laboratorio.
“Mi hija me acompañó. Mientras esperaba el llamado del médico decidí prender la radio del celular para entretenerme un poco con las noticias sabatinas, cuando de repente escuché que el fin de semana el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) iba a hacer un mercado campesino con productos sanos y a buenos precios”, recuerda esta ciudadana de la localidad de Barrios Unidos.
Inmediatamente llamó a su esposo para que fuera alistando el carrito de tela para ir a comprar hortalizas frescas y orgánicas en el séptimo mercado campesino agroecológico ‘Bogotá es mi huerta’ del JBB, iniciativa que se realiza los primeros fines de semana de cada mes y la cual promueve el tejido social, la seguridad alimentaria y el intercambio de saberes.
Mercedes fue una de las primeras visitantes del mercado. Llegó antes de las 9 de la mañana a la plazoleta de la entrada de la entidad, donde la esperaban 28 huerteros y productores campesinos de la capital listos con sus verduras, hortalizas, semillas, plántulas, frutas, aromáticas, cereales, leguminosas, chocolates, café, huevos, jaleas naturales, jugos, lácteos, frutas, chocolate y amasijos.
“Quedé maravillada con la calidad y el precio de los productos, todos orgánicos y libres de químicos. Por ejemplo, en el puesto de una huertera de la localidad de Bosa compré con solo 8.000 pesos apio, perejil, cilantro, zucchini y espinaca, dinero que en una tienda no me alcanzaría ni para la mitad. El color vivo de las hortalizas indica que están deliciosas”.
Esta es la primera vez que Mercedes asiste a un mercado campesino agroecológico, una experiencia que asegura repetirá todos los meses. “Nuestros campesinos y huerteros urbanos luchan mucho para sacar su producto. Por eso debemos apoyarlos en estos mercados, iniciativas donde no hay intermediarios y les permite quedarse con las ganancias. Además, llevamos a las casas productos sanos”.
Ana Priscila Parra, otra habitante del barrio Modelo Norte, asistió a mercar con una de sus hijas, quien se enteró del evento a través de las redes sociales del JBB. Cada una llevaba dos talegas de tela para así estar acorde con el mercado agroecológico.
“Siempre trato de buscar productos que sean lo más sanos posibles para llevar a la casa. Solo con ver el color de las hortalizas me di cuenta que iba a comparar productos de buena calidad y libres de esos químicos que solo nos enferman. También quedé muy satisfecha con los precios, ya que me parecieron mucho más bajos que en las tiendas del barrio”.
Además de alimentarse sano y ahorrarse unos pesitos, Ana Priscila salió sonriente del mercado al apoyar a los campesinos y huerteros urbanos y periurbanos de la capital con sus emprendimientos, los cuales aportan a la reactivación económica bogotana.
“Acá nos beneficiamos todos: los compradores con una alimentación sana, los vendedores con ganancias solo para ellos y el medioambiente con más cultivos libres de químicos. Ojalá estos mercados se hicieran más seguido y en todas las localidades de la ciudad”.
A pesar de vivir toda su vida en La Estrada, barrio vecino al Jardín Botánico, las hermanas Carmen Rosa y Nubia Cleves no sabían que el primer fin de semana de cada mes podían comprarles productos a algunos de los huerteros capitalinos.
Al escuchar la promoción del evento por la radio, ambas decidieron madrugar el domingo 6 de febrero, a pesar de que la ciudad amaneció encapotada y fría, para comprar los mejores productos y así preparar ensaladas nutritivas durante toda la semana. “Salimos con los canastos llenos de lechugas, apios, tomates y cebollas, todos frescos y recién salidos de las huertas. Necesitamos más iniciativas como estas para vivir mejor y ayudar al planeta”.
Por su parte, Paola Cortés, habitante de Fontibón, ingresó al mercado campesino por simple curiosidad al ver las carpas blancas en la plazoleta mientras caminaba por la calle 53 junto a su mamá.
“Al ver todas esas hortalizas frescas decidimos hacer un pequeño mercado para apoyar a los huerteros y alimentarnos sanamente en la casa. Compramos verduras de tierra, como lechugas, y los precios me parecieron muy buenos. Lo mejor fue la atención, ya que los participantes nos contaron detalles de sus emprendimientos orgánicos”.
Balance positivo
De los 28 expositores que participaron en el séptimo mercado agroecológico campesino del Jardín Botánico, 13 fueron huerteros urbanos o periurbanos de las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa, Usme, Suba, San Cristóbal, Santa Fe, Barrios Unidos, Engativá y Antonio Nariño.
Estos huerteros, dedicados a cultivar verduras, hortalizas, semillas y plantas medicinales de una forma orgánica, hacen parte del Programa Distrital de Agricultura Urbana y Periurbana de la entidad, iniciativa creada en el año 2004.
De igual manera el evento contó con la participación de productores campesinos apoyados por la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, quienes deleitaron a cientos de visitantes con una alta diversidad de productos procesados como mantecadas, yogures, empanadas, postres, tortas, arepas, quesos, achiras, salpicones y jugos.
Al finalizar la jornada, tanto el sábado como el domingo, todos los stands quedaron desocupados, una soledad que contrastaba con la sonrisa de satisfacción de los expositores. Uno de los primeros locales que logró vender todos los productos fue el de Martha Orobajo, una de las huerteras del cabildo muisca de la localidad de Bosa.
“No me quedó ni una hortaliza. Es muy bonito ver que la ciudadanía apoya cada vez más a las personas que cultivamos sano y estamos dedicadas a conservar el legado de nuestros antepasados. Debemos comer orgánicamente para así cuidar nuestro cuerpo, salud, medioambiente y la madre tierra”.
Las hortalizas y frutas orgánicas que llevó Alexandra Arias de la huerta Micaela, emprendimiento construido con su mamá en la localidad de Suba, dentro de la reserva Thomas van der Hammen, también se vendieron como arroz.
“En Micaela llevamos cinco años y medio sembrando hortalizas, frutales y aromáticas orgánicas y produciendo carne de conejo, leche y huevos. Me hubiera gustado traer más productos al mercado, pero debido a la sequía que estamos padeciendo, la cosecha se ha visto afectada. Sin embargo, quedé bastante contenta porque los visitantes no me dejaron un solo rábano”.
Juan Calderón, habitante del barrio Bochica en la localidad de Engativá, llevó al mercado jaleas naturales que elabora con enzimas y frutas como guanábana, feijoa y mango. Al que llegaba a su puesto le daba una muestra de su iniciativa, un sabor que lograba concretar la compra del producto.
“Algunas de las frutas se las compro a los huerteros urbanos o periurbanos que trabajan con el JBB. He vendido mis jaleas naturales en varios mercados campesinos y ferias de la ciudad, y ahora estoy trabajando en construir una huerta casera en mi casa para cultivar especies aromáticas para combinarlas con las frutas”.
Canastos con ocho variedades de lechugas, productos que saca de la huerta urbana Muequetá, ubicada en la localidad de Ciudad Bolívar, fue el emprendimiento que Bryan Rojas, un joven chef de 22 años, llevó al mercado campesino.
“Este emprendimiento nació durante la pandemia cuando trabajaba en una hamburguesería y no encontrábamos lechugas de buena calidad. Mi papá me dio permiso para cultivar, junto a un primo y un amigo, diferentes tipos de estas hortalizas en un predio que tiene en el barrio Lucero Alto”.
Con el apoyo y asesoría del Jardín, Bryan ha promocionado sus canastos con lechugas en diferentes mercados campesinos y eventos gastronómicos. “En la huerta también cultivamos tomate cherry, acelga roja y orellana, un hongo que sirve como proteína. Además de vender los canastos con lechugas, en el mercado campesino hice varios contactos para poder llevar mi emprendimiento a otras entidades y empresas”.
Otilia Sanabria, quien lleva 10 años en el programa de agricultura urbana del JBB, vendió frascos con la miel, polen y propóleo que saca de varias colmenas que tiene en una huerta comunitaria en la localidad de Usme, donde también cultiva hortalizas, frutales y aromáticas.
“Mi esposo lleva muchos años trabajando en la apicultura. Por eso decidimos construir un apiario en esa huerta, emprendimiento que nos permite tanto generar ganancias económicas al comercializar la miel y el polen como ayudar al medioambiente; recordemos que las abejas son las grandes polinizadoras del mundo”.
Esta mujer, que trabajó como docente antes de pensionarse, también tiene una huerta casera en su casa, ubicada en el barrio San Fernando (localidad de Barrios Unidos). Sin embargo, los productos que allí cosecha, al igual que en Usme, los destina para el consumo personal o para hacer trueques con las vecinas.
“Como no sacamos un gran volumen de hortalizas en las huertas, lo que hacemos con mi esposo es cosechar para comer en la casa. A veces intercambio los productos con las otras huerteras, como lechugas por apio, cilantro por repollo o acelga por ajo”.
Otro emprendimiento que llamó bastante la atención de los visitantes del mercado campesino agroecológico fue el de Lina Rojas, habitante de la localidad San Cristóbal que elabora jabones, champús y pomadas con plantas medicinales.
“Con el colectivo Guakes del Zuque, formado por 10 personas, construimos una huerta comunitaria en el barrio Moralba en donde sembramos y cosechamos diversas plantas medicinales, como romero, lavanda, menta y hierbabuena, para elaborar los productos orgánicos que ayudan a curar varias enfermedades”.
Bogotá es una huerta
Según Germán Darío Álvarez, subdirector técnico operativo del Jardín Botánico, Bogotá cuenta actualmente con más de 5.800 huertas orgánicas distribuidas en todas las localidades, además de cerca de 65 agricultores urbanos y periurbanos que venden y promocionan sus productos en los mercados campesinos agroecológicos.
“Estos mercados, que iniciaron el año pasado, son una posibilidad que le brindamos a los huerteros del programa distrital de agricultura urbana para que puedan comercializar los excedentes de sus huertas. En estos espacios los consumidores tienen la oportunidad de acercarse a los productores y conocer sus emprendimientos limpios, sanos y libres de químicos”.
En los seis mercados campesinos realizados entre junio y noviembre de 2021 en el Jardín Botánico, los cuales contaron con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Económico y el Instituto para la Economía Social, participaron más de 200 agricultores urbanos, productores, artesanos y emprendedores.
El próximo encuentro agroecológico se realizará el primer fin de semana de marzo (sábado 5 y domingo 6). “Pueden participar agricultores urbanos y periurbanos de distintas localidades que hayan recibido capacitación, asistencia técnica o
fortalecimiento en agricultura urbana por parte del JBB y que cuenten con productos en las huertas para comercializar en estos espacios”, apuntó Martha Liliana Perdomo, directora del Jardín Botánico.
Bogotá ya cuenta con la plataforma de co-creación para agricultores urbanos y periurbanos ‘Bogotá es mi Huerta’ (https://bogotamihuerta.jbb.gov.co/), donde los ciudadanos pueden participar de una comunidad digital creada por huerteros para huerteros y encontrarán información para el fortalecimiento de sus huertas o en el desarrollo de una nueva.
“Cabe destacar que hemos conformado cinco redes de agricultoras y agricultores urbanos en las localidades de Tunjuelito, Los Mártires, Teusaquillo, La Candelaria y Kennedy, con quienes realizamos planes de trabajo con la comunidad para generar
corresponsabilidad en el cuidado y mantenimiento de las huertas comunitarias de sus respectivos barrios y zonas”, puntualizó Perdomo.