- El Jardín Botánico de Bogotá inauguró su noveno banco de semillas agroecológicas en la localidad de San Cristóbal.
- Está ubicado en el Parque Ecológico Distrital de Montaña Entrenubes, un aula ambiental administrada por la Secretaría Distrital de Ambiente.
- Un grupo de 12 huerteros y huerteras de la localidad serán los encargados de custodiar el banco y liderar los préstamos de semillas nativas y criollas.
Aunque vive en Bogotá desde hace más de cuatro décadas, Martín Sanabria no ha perdido una pizca de su aspecto y acento campesino. Sus mejillas siguen algo coloradas, sus manos son ásperas y cada frase que pronuncia va acompañada de la palabra sumercé.
“Nací en Pesca, un municipio de Boyacá rodeado por páramos donde mis padres y abuelos me enseñaron a cultivar desde muy pequeño. A los cinco años ya sabía manejar a la perfección en azadón y diferenciaba varias especies de papas nativas”.
Cuando cumplió la mayoría de edad, Martín decidió coger rumbo hacia la capital del país para buscar mejores oportunidades. Varios primos lo acompañaron en su aventura a la jungla de cemento y se radicaron en el barrio La Cita, en el sur de la ciudad.
“Tomé la decisión por el frío de mi pueblo paramuno y por lo difícil que estaba la situación de los campesinos en esa época. En Bogotá encontré trabajo en una fábrica que hacía tubos en cemento para las redes del alcantarillado”.
Luego se convirtió en “ruso” y celador, trabajos que le permitieron ahorrar algunos pesos para comprar un terreno en la localidad de San Cristóbal. Se casó con María Elodia y tuvieron cuatro hijos.
“Los Terreros estaban vendiendo lotes en las montañas de San Cristóbal. Recuerdo que pagué como 2.000 pesos por uno sin saber que esas personas estaban estafando a la gente. El M-19 tomó el control de la zona y así no me estafaron”.
Martín fue una de las primeras personas que construyó una casa en el nuevo barrio El Triunfo. “Eran los años 80, una época en la que la montaña estaba repleta de árboles. Una quebrada que pasa cerca de mi casa lucía llena de peces y nutrias; por eso la llamaron La Nutria”.
La montaña que lo enamoró era un antiguo territorio sagrado de indígenas como sutagaos, doas, sumapaces y cundáis, un sitio que también contaba con cicatrices de la explotación artesanal para la extracción de materiales de construcción.
Martín recuerda que en la década de los 80, miles de colombianos llegaron al territorio huyendo de la violencia. “La zona empezó a urbanizarse de manera ilegal, en especial en los terrenos que corresponden a las localidades de San Cristóbal y Usme”.
En 1992, la montaña fue nombrada Entrenubes, una analogía del entorno de los tres cerros que la conforman: Juan Rey, Gavilán y Guacamayas. “La razón de su nombre es que las nubes son el común denominador en la zona”.
Cuatro años después, con la creación de la Corporación Entrenubes, nace jurídicamente este parque del sur de la ciudad. “Varias personas de los barrios, incluido yo, ayudamos a cercar el parque con alambres y postes”.
La zona fue llamada Parque Ecológico Distrital de Montaña Entrenubes, el cual fue incorporado en el Plan de Ordenamiento Territorial del año 2000 y quedó dentro del sistema de áreas protegidas del Distrito.
“Yo digo que fui uno de los fundadores del Parque Entrenubes porque ayudé con su conformación y he sido testigo de toda su historia. Mi propósito siempre ha sido salvar la montaña de los urbanizadores ilegales y las personas que quieren hacerle daño”.
Desde el año 2003, la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) es la administradora del Parque Entrenubes, una imponente montaña conformada por áreas de tres localidades: San Cristóbal, Usme y Rafael Uribe Uribe.
“La SDA salvó la montaña, construyó miradores, senderos, aulas y dio marcha a varias estrategias de educación ambiental que incentivan la apropiación del territorio. Gracias a esa entidad pude cumplir un sueño que dormitaba en mi corazón”.
Semillas en las alturas
La educación ambiental, con actividades como recorridos de interpretación ambiental para conocer los servicios ecosistémicos de la capital, no es el único espíritu del Parque Ecológico Distrital de Montaña Entrenubes.
“La Secretaría de Ambiente lidera varios procesos de agricultura urbana en el parque. Por ejemplo, montó dos grandes huertas comunitarias y familiares para que los campesinos como yo volviéramos a nuestras raíces. Gracias a ellos cumplí el sueño de volver a sembrar”.
Desde hace cinco años, Martín siembra papa, arveja, habas, lechugas, zanahorias y cebollas en un terreno que le dio la SDA en una de las huertas de Entrenubes. “También monté una huerta en la terraza de mi casa. Volver a sembrar me llenó el corazón de alegría”.
A mediados de este año, el pescano se enteró que el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) tenía proyectado montar un banco de semillas agroecológicas en el Parque Entrenubes. “Me puse muy contento porque la mayoría de las semillas que sembraba de niño ya no se cultivan”.
Martín decidió participar en una serie de talleres liderados por Juan David Córdoba, ingeniero en agroecología del JBB encargado del montaje de 10 bancos de semillas agroecológicas en la ciudad (uno institucional y nueve comunitarios).
“Aprendimos mucho en esos talleres, como la biología y botánica de las semillas criollas y nativas; funcionamiento de los bancos y los préstamos de semillas; almacenamiento y extracción de estos tesoros ancestrales; y técnicas para sembrar de una manera agroecológica”.
12 huerteros y huerteras que participaron en los talleres del JBB consolidaron un grupo para ser los custodios de las semillas del banco de la localidad de San Cristóbal. “Somos un grupo con personas de diferentes edades que compartimos el amor por la agricultura”.
La SDA destinó un pequeño salón en una de las aulas ambientales de Entrenubes para el montaje del banco, conformado por un stand y más de 50 frascos de vidrio para guardar semillas de 21 especies y 48 variedades.
“En la huerta que tengo en Entrenubes he sembrado varias variedades de papas nativas. El objetivo de este banco es que los huerteros sembremos estos tesoros en nuestras huertas y luego le devolvamos el doble de la cantidad que nos dieron al banco”.
Noveno banco comunitario
El pasado sábado 21 de octubre, en horas de la mañana, más de 40 habitantes de San Cristóbal se dieron cita en el Parque Entrenubes para participar en el lanzamiento del banco de semillas de la localidad.
Todos llegaron con canastos y bolsas llenas de papas, arvejas, mazorcas, guatilas, plátanos, yucas y cubios, alimentos con los que Diego Huertas, chef del Jardín Botánico, prepararía una sopa de verduras y un postre agroecológico.
La comunidad huertera se organizó en uno de los salones del aula ambiental para conocer los pormenores del noveno banco de semillas agroecológico del JBB. Natalia Sarmiento, coordinadora de agricultura urbana en las localidades del centro, tomó la vocería.
“Todos los agricultores urbanos debemos sembrar, cosechar y rotar las semillas. El objetivo es conformar una gran red con todos los bancos de semillas de Bogotá y a futuro con los que hay en otras regiones de Colombia”.
Según Sarmiento, las semillas de los bancos del JBB provienen de custodios de departamentos como Nariño, Antioquia y Boyacá, huerteros que llevan décadas conservándolas y sembrándolas. “Son agroecológicas, es decir que fueron sembradas sin utilizar ningún tipo de químico”.
Martín, como representante del grupo de huerteros y huerteras que custodiarán el banco de semillas de la localidad de San Cristóbal, se dirigió a su comunidad. “Somos un grupo que estamos para servirle a cualquier persona que quiera montar su huerta y aprender de semillas”.
Wilson Rodríguez, coordinador del equipo de agricultura urbana del JBB, expresó que este banco de semillas queda en muy buenas manos. “Le agradecemos a la Secretaría de Ambiente por abrirnos las puertas del Parque Entrenubes y a los agricultores que liderarán el proceso”.
Para el experto, los custodios de este banco serán el corazón del proyecto. “Veo una comunidad muy consolidada y conocedora que trabaja mancomunadamente para lograr una seguridad alimentaria en el territorio”.
¿Cómo funcionará?
Juan David Córdoba, quien lideró los talleres y el montaje del banco de semillas, se encargó de explicar cómo funciona esta estrategia de agricultura urbana y conocimientos ancestrales pionera en la capital del país.
“El banco del JBB, al que llamamos madre, se encargará de surtir de semillas a los nueve bancos comunitarios. Cada uno tendrá un grupo de huerteros que se encargará de custodiar las semillas y liderar los préstamos”.
Por cada semilla que obtenga del banco, la persona deberá devolver el doble cuando logre la cosecha. “Sin embargo, es importante recalcar que los ciudadanos están en la obligación de sembrar las semillas en las huertas; el ideal no es que las tengan guardadas”.
El grupo de 12 huerteros y huerteras de San Cristóbal evaluará cada una de las solicitudes para acceder a las semillas. “En este proceso verificaremos los tamaños y condiciones de las huertas para saber qué tipo de especies son las que pueden sembrar”, dijo Martín.
Deisy Sánchez, profesional del JBB, complementó la información. “La comunidad podrá venir a Entrenubes los días sábados, entre las 9 y 11 de la mañana, para solicitar los préstamos de semillas a través del diligenciamiento de un formato”.
La comunidad deberá informarles a los custodios cómo va la siembra de las semillas en las huertas. “En el caso de que se presente una plaga o una granizada que impida el retorno de las semillas al banco, la ciudadanía tendrá que reportarlo. Empezaremos con préstamos de una sola especie”.
Consuelo Castillo, profesional de la Secretaría de Ambiente encargada de los procesos en el Entrenubes, afirmó que este banco de semillas es un homenaje a las personas que llevan años sembrando en las huertas del parque.
“Es un reconocimiento a su esfuerzo, tolerancia y dedicación por sembrar alimentos de una manera agroecológica. Con el JBB seguiremos apoyándolos en los diferentes procesos de agricultura urbana que hacemos en el parque”.
Luego de una ronda de preguntas por parte de la comunidad, los huerteros y huerteras conocieron el banco y posteriormente sembraron varias semillas criollas en dos parcelas de la Huerta Grande de Entrenubes.
El cierre del lanzamiento del banco de semillas de San Cristóbal fue un almuerzo comunitario con la sopa de verduras y el postre secreto que preparó el chef del JBB. “Pocos identificaron que se trataba de un cortado de guatila, una de las plantas insignias de las huertas de Bogotá”.
Rodríguez se dirigió a la comunidad e informó que este banco va a generar una nueva conciencia en la localidad de San Cristóbal. “La comunidad va a empezar a sembrar especies nativas y criollas limpias que van a ser el potencial número uno para fortalecer las huertas urbanas de la ciudad”.
El rostro de Martín solo expresaba felicidad por el nuevo banco de semillas. “Es un regalo caído del cielo donde todos van a aprender a sembrar y cosechar las semillas que cultivaban nuestros antepasados. Vamos a hacer trueques para que este banco crezca”.