• La huerta Micaela y la Casa Quinta de Bolívar, sitios que hacen parte de las rutas agroecológicas de la localidad de Suba y el centro de la ciudad, fueron los epicentros de este festival.
  • Más de 200 personas disfrutaron de talleres de ilustración de tubérculos, gastrobotánica y exfoliación herbal, además muestras musicales y de poesías de la naturaleza y recorridos ambientales.
  • 20 emprendedores locales presentaron productos como hortalizas, plantas medicinales, abonos, aceites, mermeladas, ajíes, chimichurris, suculentas y pomadas.

María Isabel Orjuela y Alexandra Arias madrugaron más de lo normal el viernes 27 de septiembre. A las cinco de la mañana, ya estaban alistando los últimos preparativos para recibir a los cientos de ciudadanos que iban a visitar Micaela, una granja que crearon hace más de seis años.

Luego de ordeñar las vacas y alimentar a los conejos, gallinas y chivos, madre e hija se metieron de cabeza en la huerta de su proyecto familiar, un terreno de 1.250 metros cuadrados donde siembran hortalizas, frutales y plantas medicinales de una manera agroecológica.

“Micaela, un sitio ubicado en el barrio Alaska de la localidad de Suba, tenía que lucir impecable. La razón: el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) nos escogió como uno de los dos sitios donde se realizaría el segundo festival ‘De Huerta en Huerta’”, dijo María Isabel.

Mientras Alexandra cosechaba varias lechugas, acelgas, espinacas y zucchinis en la huerta, su madre, una mujer nacida en Chía y criada en la ruralidad de Suba, dejaba lista la cocina de la casa campestre donde vive con su varios de sus hijos y nietos.

A las ocho de la mañana, operarios del Jardín Botánico y funcionarios de la Alcaldía Local de Suba llegaron a Micaela para armar las carpas donde se realizarían las actividades lúdicas del festival y ocho emprendedores locales exhibirían sus productos.

Andrea Lozano, coordinadora del proyecto rutas agroecológicas del JBB, en compañía de su equipo de trabajo, se encargaron de liderar el montaje y organizar los escenarios.

“Durante todo el día vamos a realizar actividades como talleres de ilustración de tubérculos, gastrobotánica y exfoliación herbal, además de una lectura de poemas de la naturaleza y recorridos interpretativos por la huerta”, les informó Lozano a las mujeres de Micaela.

La primera parada del festival ‘De Huerta en Huerta’ quedó lista a las nueve de la mañana. Los emprendedores locales estaban preparados para deleitar a los visitantes con productos como hortalizas, plantas medicinales, suculentas, quesos, fresas, miel y abonos. 

Más de 30 personas con discapacidad cognitiva, niños, niñas y adultos mayores que hacen parte de la organización ‘Art Bezaleel: arte, recreación y talleres’ del barrio La Campiña en Suba, llegaron a Micaela vestidos con sudaderas de colores rojo y azul.

“Estamos muy contentos por conocer Micaela, una de las granjas más conocidas en la localidad de Suba donde siembran de una manera agroecológica. La huerta es un sitio que les sirve como terapia a nuestros integrantes”, aseguró David Méndez, coordinador de la organización educativa y cultural.

Alexandra lideró el recorrido por la huerta con el primer grupo de visitantes del festival. Durante más de una hora, conocieron la diversidad de cultivos y ayudaron a alimentar las gallinas, conejos y chivos.

“Fue una actividad muy bonita porque tuvimos la oportunidad de interactuar con los animales y reconocer algunas de las plantas que nosotros sembramos en la huerta que tenemos en la organización”, apuntó Méndez.

Terminado el recorrido, los niños y adultos mayores de Art Bezaleel se organizaron en varias mesas para participar en el taller de ilustración de tubérculos, una actividad que fue realizada por Paola Camacho, profesional del Jardín Botánico.

“Vamos a dibujar uno de los productos más emblemáticos de Colombia: la papa criolla. Primero vamos a observar las diferentes partes de este tubérculo, como la raíz, tallo y hojas, y los vamos a dibujar en las hojas de papel que les entregamos”.

Los curiosos participantes dejaron volar su imaginación y crearon obras de arte inspirados en la papa criolla. “Ellos conocen muy bien este tubérculo que también siembran en nuestra huerta. Todos aprendieron y se divirtieron mucho en esta actividad”, apuntó el coordinador. 

Hacia las 11 de la mañana, un grupo de trabajadores de Cootradecun Empresarios, una cooperativa multiactiva que presta servicios de crédito, vivienda y turismo, llegaron a huertear en Micaela.

También asistieron varios de los representantes de las cinco huertas que hacen parte de la ruta agroecológica de Suba, llamada Del Sol y del Agua, como Guerreros y Guerreras, Jacaná: aula permacultural y Coba: el hogar de las abejas.

Antes de iniciar el recorrido por la huerta, Alexandra los reunió para contarles un poco de la historia de este proyecto agroecológico que nació hace más de seis años cuando el dueño de la finca estaba buscando una familia para que cuidara el predio.

“Mi mamá se enteró de la oferta y luego de hablar con el dueño, nos mudamos a Micaela. Ella le propuso darle vida a una granja para cultivar hortalizas y frutales y tener gallinas, vacas y conejos para vender”.

Con el apoyo y asesoría del Jardín Botánico, María Isabel y Alexandra le dieron forma a un proyecto agroecológico que les permite obtener ganancias económicas con la venta de los productos de la huerta y los animales de la granja.

“En los cultivos de Micaela no utilizamos ningún tipo de químico. También hacemos compostaje, reutilizamos el agua lluvia y hace poco estamos trabajando con abejas para aprovechar su miel y polen”, les contó Alexandra a los trabajadores de Cootradecun y huerteros de Suba.

Al finalizar el recorrido interpretativo por la huerta, los visitantes visitaron los ocho emprendimientos locales para comprar productos saludables y luego participaron en el taller ilustración de tubérculos.

Mientras tanto, Diego Huertas, chef del Jardín Botánico, preparaba una receta saludable en la cocina de la casa de Micaela con la ayuda de sus asistentes y varios profesionales del equipo de agricultura urbana de la entidad.

“Vamos a preparar un pollo relleno con acelga, espinaca y tallos de kale acompañado por una salsa de maíz a partir del amero; un suflé de coliflor y papas nativas; una ensalada con tomate cherry, remolacha y queso ricota; y un jugo de mora con plantas aromáticas”.

Antes de probar la receta, los visitantes del festival participaron en el taller de gastrobotánica, una actividad donde Huertas les informó cómo pueden fusionar algunas de las plantas de las huertas en la elaboración de platos gastronómicos novedosos.

“Consumir alimentos de una huerta agroecológica nos permite contar con una mejor salud. Son productos saludables sin químicos que también tienen varias propiedades que favorecen el funcionamiento del organismo”, apuntó el chef del JBB.

En horas de la tarde, el festival ‘De Huerta en Huerta’ en Suba siguió con la lectura de poemas de Carolina Sarmiento, una artista que encuentra gran parte de su inspiración literaria en las plantas que engalanan las huertas de Bogotá.

La poeta presentó seis de sus creaciones, algunas de ellas leídas por los ciudadanos. “La menta, ligera como un beso al viento, refresca el aliento y limpia el pensamiento, mientras la lavanda con su aroma en calma, besa los sueños y suaviza el alma…”.

“…El romero, enérgico, danza en el aire, revive el cuerpo, lo nutre y lo repara. Y la salvia protege el espíritu y lo envuelve en su manto. Cada hoja, cada tallo, llevan en su esencia el eco de la tierra, la luz en presencia…”.

“…Y la manzanilla, dulce en su calma, se posa en el pecho, alivia el dolor sanando heridas y sembrando amor. Hierbas del campo en su danza sagrada, con el poder de la Tierra, de la Luna plateada, curan en silencio y florecen en paz guiando el alma hacia un lugar más capaz…”

“…Así las hierbas, en su magia eterna, nos devuelven la vida y la fuerza interna, porque en cada raíz, en cada flor, reside la cura, el bálsamo y el amor”. Este fue uno de los poemas leídos por Carolina.

Con un cielo totalmente encapotado y dejando caer las primeras gotas de un aguacero torrencial, dos profesionales del Jardín Botánico dieron inicio al taller de exfoliación herbal, una muestra del poder curativo y relajante de las plantas.

“Vamos a quitarnos los zapatos y las medias para contactarnos con la tierra. Apaguemos los celulares y sintamos cómo las gotas de la lluvia nos refrescan el cuerpo. Escuchemos y conversemos con las plantas y dejemos una intención de algo que no queramos”.

Las profesionales maceraron varias plantas medicinales de la huerta Micaela y las fusionaron con el cuncho del café, aceites naturales, sal marina y azúcar para preparar dos muestras de exfoliantes herbales.

“Con el exfoliante amargo nos desprendimos de las malas energías y con el dulce sanamos nuestro cuerpo y alma. Me sentí renovada y con la piel muy suave y tersa; definitivamente las plantas son seres poderosos que nos ayudan mucho”, dijo una de las participantes.

El primer día del festival ‘De Huerta en Huerta’ terminó en la feria de emprendimientos locales. Los visitantes se llevaron a sus casas varias hortalizas de Micaela, productos transformados saludables de otras huertas de la ciudad y suculentas para reverdecer los hogares.

‘Amore a la suculenta’, emprendimiento de Diego Alejandro Nieto, fue uno de los más visitados durante la actividad. Suculentas de diferentes formas, texturas y colores estuvieron entre los productos más vendidos.

“Eso ocurre cada vez que asisto a alguna feria a presentar mis suculentas, plantas que propago con mucho amor en mi casa ubicada a las afueras de Bogotá. Además de vender, este festival me permitió conocer mucho sobre la agricultura urbana y el poder de las plantas”.

‘Caldero de la bruja’, emprendimiento de Aya Rodríguez en la Zona Franca de Fontibón que se basa en la preparación de miel de abejas con ají y diversas plantas medicinales, también atrajo bastante a los asistentes.

“Nuestros productos son orgánicos y la mayoría de las materias primas utilizadas son sembradas, cultivadas y cosechadas por nosotros en la huerta Tesla. Lo que llama mucho la atención es mi forma de vestir, como una bruja, y la decoración del emprendimiento”.

“Fue todo un privilegio ser parte de este festival. Micaela, huerta que hace parte de la ruta agroecológica de Suba, es un sitio de puertas abiertas para las personas que quieran aprender de agricultura urbana y alimentarse sano”, concluyó María Isabel.

Parada histórica: segundo día

La Casa Museo Quinta de Bolívar, un terreno de 16.501 metros cuadrados ubicado en las faldas del cerro de Monserrate y que hace parte de la ruta agroecológica del centro de la ciudad, fue el lugar seleccionado para la segunda parada del festival ‘De Huerta en Huerta’.

El sábado 28 de septiembre, este icónico sitio del centro histórico de la ciudad le abrió las puertas al Jardín Botánico para realizar actividades como talleres de ilustración de tubérculos y exfoliación herbal, feria de emprendedores locales y muestras musicales.

Lolita Salazar, una maestra de filosofía enamorada del trabajo comunitario que luego de recibir la pensión montó una huerta de 139 metros cuadrados en el patio de su casa, ubicada en el barrio La Victoria de la localidad de San Cristóbal, fue la primera en llegar.

“A las 6:30 de la mañana ya estaba en la entrada de la Quinta de Bolívar lista para vender los chimichurris, pestos, sales y ajíes que preparo con el perejil, ají, ajo, cebolla, apio, albahaca y cilantro que siembro en mi huerta”.

La huertera, una de las productoras locales que lleva varios años participando en los Mercados Campesinos Agroecológicos del JBB, quedó maravillada con la fachada colonial y el exuberante verde de este icónico sitio de la capital del país.

“Nunca había tenido la oportunidad de conocer este tesoro histórico y ambiental de nuestra ciudad. Me dijeron que acá hay una huerta que se remonta a la época de Simón Bolívar y Manuelita Sáenz”.

Luego de organizar sus productos saludables en uno de los 12 puestos para los emprendedores locales que iban a participar en el festival, Lolita aprovechó para hacer un corto recorrido por los recovecos de la Quinta de Bolívar.

“En varios afiches que hay en esa hermosa casa leí parte de la historia del lugar, como que la casa fue construida en 1800 y años después el gobierno de la Nueva Granada se la regaló a Simón Bolívar”.

Según leyó Lolita, el Libertador fue su propietario del sitio durante 10 años, pero solo la habitó 423 días. “En 1821 la ocupó por primera vez antes de partir a la campaña de la independencia de Venezuela en la Batalla de Carabobo”.

En la parte de atrás del predio, la carismática huertera se topó con un terreno de 500 metros cuadrados lleno de lechugas, coles, acelgas, remolachas, rábanos, cubios, arracachas, papas y maíz, un sitio que también alberga un antiguo pozo que almacena el agua del río Vicachá.

“Mis ojos se aguaron al conocer la huerta Mestiza, un sitio creado durante la estancia de Simón Bolívar para hacer pucheros, sancochos y carnes sazonadas, además de remedios con hierbabuena, toronjil, cidrón, canelón, limonaria, menta y manzanilla”.

Con el celular lleno de fotos y videos de la Quinta de Bolívar y la huerta histórica, Lolita regresó a su puesto para empezar a vender sus pestos y chimichurris en compañía de los otros 11 emprendedores locales.

Las primeras horas del segundo día del festival fueron para la feria comercial de productos como los abonos orgánicos de Víctor Arévalo, huertero de Los Mártires; y los ajíes de Cesar Molina, líder de la huerta El Edén en Tunjuelito.

Los sacha inchi, moringa, pomadas, chocolates y té de hoja de coca de Del Cóndor, huerta que hace parte de la ruta agroecológica del centro; terrarios elaborados con velas en forma de plantas de Sofía Gómez; y diversas suculentas y plantas ornamentales; también hicieron presencia.

Kevin Raigoso, un joven pianista y compositor que promociona su arte musical en sus redes sociales (@rigbonefleshh en Instagram), fue el encargado de la muestra musical durante dos momentos del festival.

“Les voy a presentar varias sonatas de piano neocontemporáneas con tendencias barrocas e influencias de otros pianistas. Algunas de ellas fueron inspiradas en la naturaleza y otras en seres queridos como mi abuela”, mencionó el artista.

Los visitantes de la Quinta de Bolívar y los 12 emprendedores locales se deleitaron con las muestras de Raigoso, un joven que deja su alma y corazón cada vez que sus dedos tocan alguna de las teclas del piano.

“Además de la huerta y el trabajo social, soy una gran amante de la buena música. El trabajo de este joven pianista es maravilloso y me transportó a escenarios llenos de tranquilidad. Es muy bonito ver que la juventud está haciendo cosas distintas al reguetón”, dijo Lolita.

Claudia Veloza, profesional del equipo de agricultura urbana del Jardín Botánico, decoró una pila en piedra ubicada en el lugar a cielo abierto donde se realizó el festival con un ramo de plantas aromáticas y varias totumas con productos naturales.

“Les voy a enseñar a preparar un exfoliante herbal a base de aceite de coco con romero, cuncho de café, azúcar morena o blanca y un macerado de caléndula con aceite de limonaria. Es un producto muy bueno para la piel y liberar las malas energías”.

Con Lolita como asistente, Veloza les untó el exfoliante herbal en las manos a cada uno de los más de 30 participantes del taller. “Vamos a frotarnos las manos para liberar la mala vibra y rejuvenecer la piel. Este exfoliante también sirve para el rostro, pero es mejor utilizar azúcar blanca”.

Luego de lavarse el exfoliante de las manos, los ciudadanos evidenciaron un cambio en la textura de la piel. “Siento las manos muy suaves y con un olor muy refrescante y natural. Huelo a las plantas medicinales de las huertas”, le mencionó una niña a su mamá.

“Todos podemos montar una huerta de plantas medicinales y aromáticas en nuestras casas. Para hacerlo, lo primero que debemos hacer es revisar las condiciones de luz y aire para escoger las especies; el JBB les brinda asesoría técnica gratis para hacerlo”, apuntó Veloza.

En horas de la tarde, mientras los turistas de la Quinta de Bolívar compraban los productos de la feria de emprendedores locales, Paola Camacho, profesional del Jardín Botánico, realizó el taller de ilustración de tubérculos.

Al igual que en La huerta Micaela, los participantes dibujaron las diferentes partes de la planta de la papa criolla y aprendieron sobre la historia y propiedades de este cultivo nativo que fue venerado por los muiscas y otros grupos indígenas.

“Fue un festival maravilloso donde pude vender mis pestos y chimichurris, aprendí a hacer exfoliantes herbales, me deleité con buena música y cumplí el sueño de conocer la Quinta de Bolívar, un sitio que todos los bogotanos debemos visitar”, puntualizó Lolita.

Balance positivo

Según Andrea Lozano, coordinadora del proyecto rutas agroecológicas, en el segundo festival ‘De Huerta en Huerta’ del Jardín Botánico de Bogotá participaron más de 200 personas de diferentes partes de la ciudad.

“Micaela y la Casa Quinta de Bolívar, sitios que hacen parte de las cinco huertas agroecológicas que tenemos en la ciudad, fueron los escenarios perfectos para que la ciudadanía se deleitara con actividades llenas de naturaleza, arte y sabores frescos”.

Además de ofrecerle a la ciudadanía actividades de gastronomía, poesía, música, ilustración y recorridos por las huertas de estos lugares de Suba y el centro de la ciudad, el festival benefició a 20 emprendedores locales.

“Estos productores, en su mayoría con emprendimientos donde las plantas de las huertas son protagonistas y que reciben asesoría técnica del JBB, tuvieron una ventana para comercializar sus productos y hacer nuevos contactos”, informó Lozano.

La coordinadora invitó a la ciudadanía a conocer las cinco huertas agroecológicas de Bogotá: Del Sol y del Agua (Suba), De Regreso a la Tierra (centro de la ciudad), Dar y Recibir (Teusaquillo y Engativá), Del Barrio (Kennedy) y Vidas Diversas (Chapinero).

“Rutas agroecológicas es una iniciativa educativa, turística y ambiental que busca fortalecer los procesos de agricultura urbana y periurbana en la ciudad, generando así espacios de participación ciudadana y un ambiente más sano, sostenible y biodiverso”.

Todos los ciudadanos pueden conocer las 22 huertas que conforman estas cinco rutas. “Solo deben escribir una solicitud a rutaagroecologica@jbb.gov.co y a vuelta de correo les informaremos la logística y precio; todas las ganancias son para los huerteros que hacen parte del proyecto”.

También pueden encontrar toda la información sobre este novedoso proyecto ambiental, turístico y agroecológico en la página de rutas agroecológicas del JBB (https://jbb.gov.co/rutas-agroecologicas/).

“Los recorridos interactivos por las huertas están acompañados por actividades de educación ambiental y agricultura urbana. Cada ruta tiene una temática diferente, con variedad de prácticas, estilos, historias de vida y talleres”, expresó Lozano.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá