- Lupita de los Cerros, Fuerza Ambiental, La Violeta y Maya Tejedores de la Tierra son las cuatro huertas que conforman la ruta agroecológica de la localidad de Chapinero.
- Este circuito se caracteriza por su diversidad y empoderamiento femenino. Las mujeres que lideran estos proyectos hacen recorridos por paisajes naturales, talleres sobre el uso medicinal del cannabis y productos transformados con las plantas de las huertas.
- Con la de Chapinero, el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) cumplió la meta de consolidar cinco rutas agroecológicas en la ciudad.
Chapinero, una localidad de 3.801 hectáreas ubicada en las faldas de los cerros orientales, le debe su nombre a Antón Hero Cepeda, un zapatero español que elaboraba “chapines” o zapatos especiales para suelos fangosos.
Aunque es conocido como el Distrito Diverso de la capital y fue declarado como una zona de interés cultural, este territorio también alberga una sobredosis de biodiversidad. El páramo Piedras de Moyas y las quebradas Las Delicias y La Vieja son algunas de sus joyas naturales.
La agricultura urbana hace una fuerte presencia en este antiguo territorio muisca. Más de 200 huertas, entre caseras, comunitarias e institucionales, han sido constituidas por los ciudadanos que aman sembrar y alimentarse de una manera más sana.
Esa diversidad fue la principal característica para que la localidad de Chapinero fuera seleccionada como una de las cinco rutas agroecológicas “De huerta en huerta” de la ciudad, una estrategia del Jardín Botánico de Bogotá y el Instituto Distrital de Turismo.
“Estas rutas agroecológicas buscan promocionar los procesos de agricultura urbana y generar espacios de participación ciudadana y de turismo de naturaleza”, dijo Martha Liliana Perdomo, directora del JBB.
Luego de varios meses de recorridos por los principales territorios huerteros de Chapinero, los profesionales del Jardín Botánico seleccionaron las cuatro huertas que conformarían la ruta agroecológica de la localidad, llamada “Vidas Diversas”.
Lupita de los Cerros, Fuerza Ambiental, La Violeta y Maya Tejedores de la Tierra, huertas agroecológicas lideradas por mujeres, fueron los proyectos comunitarios y familiares escogidos a través de una articulación con la Alcaldía Local de Chapinero.
“Cada una de las huertas cuenta con procesos diversos e innovadores. Ofrecen desde recorridos por paisajes naturales, talleres sobre el uso medicinal del cannabis, actividades de educación ambiental y elaboración de productos con las plantas de las huertas”, apuntó Perdomo.
Las cuatro huertas de esta ruta agroecológica hicieron parte de “Chapinero siembra esperanza”, un proyecto de la Alcaldía Local de Chapinero que tuvo como fin fortalecer la agricultura urbana y la restauración ecológica de los cerros orientales.
“Con el apoyo de entidades como el Jardín Botánico logramos consolidar nuestra red de agricultores urbanos y tener una ruta agroecológica que va fortalecer el turismo local, el tejido social y ambiental y la apropiación del territorio”, informó el alcalde local Óscar Ramos.
Con la de Chapinero, el JBB cumplió la meta del Plan de Desarrollo Distrital de crear y consolidar cinco rutas agroecológicas: las otras cuatro son las de Suba, Kennedy, Centro y Engativá-Teusaquillo.
“Los turistas nacionales y extranjeros podrán conocer cada una de estas experiencias comunitarias y familiares, iniciativas que nos permiten reconectarnos con la naturaleza y reflexionar sobre la importancia de nuestro orígenes”, expresó la directora del JBB.
Los interesados en conocer esta experiencia pueden inscribirse en rutaagroecologica@jbb.gov.co. El JBB, a vuelta de correo, informará los detalles del recorrido, horarios, distancias y demás detalles.
Lupita de los Cerros: el terruño biodiverso
El lanzamiento de “Vidas Diversas”, la ruta agroecológica de la localidad de Chapinero, inició en medio del verde de los cerros orientales. Más de 30 ciudadanos se dieron cita en la transversal 2 este con calle 78 para conocer la primera parada de este circuito huertero.
Se trataba de la huerta Lupita de los Cerros, un proyecto creado en 2019 por Lupita De Heredia y que está ubicado dentro de la reserva natural Umbral Cultural Horizontes de la Fundación Cerros de Bogotá.
Las 21 especies de la huerta, como papa, romero, frijol, tomillo, lavanda, zanahoria, lechuga, cebolla, remolacha y mejorana, se fusionan con el verde de los cedros, encenillos, tibares, tunos y amargosos de este bosque alto andino.
“Esta huerta nació antes de la pandemia luego de hacer un curso de agroecología urbana del JBB, entidad que luego nos ayudó a hacer los surcos y nos trajo plántulas. Durante las cuarentenas no la abandonamos y por eso hoy luce así de hermosa”, dijo Lupita.
En Lupita de los Cerros se siembra la esperanza de la vida y ahora se está convirtiendo en una huerta etnobotánica, “es decir un espacio donde vamos a recuperar las especies que se han perdido y las cuales veíamos en los jardines de las abuelas”.
Entre los servicios que pueden encontrar los turistas en esta huerta están recorridos guiados por el bosque, siembra de plantas nativas con propósito, jornadas de voluntariado y restauración participativa y elaboración de pacas digestoras.
“En este sitio les decimos a los visitantes que el ser humano no es dueño de la naturaleza, sino parte de ella. Queremos asilvestrar a la ciudadanía a través de la educación ambiental y la agricultura urbana”.
Samuel Serna ha sido la mano derecha de Lupita en este proyecto ambiental y educativo. “En este espacio nos hemos enfocado en el trabajo con la biodiversidad a través de reconstruir las relaciones del hombre con la naturaleza”.
En la reserva natural Umbral Cultural Horizontes se han registrado 52 especies de aves, seis de mamíferos, cuatro de reptiles y un anfibio. “Nuestros visitantes tienen la oportunidad de conocer varios de estos tesoros por medio de nuestros recorridos guiados”.
La primera parada de la ruta agroecológica de Chapinero terminó con un recorrido por varios de los senderos de la reserva y un vivero donde Lupita y Samuel germinan y propagan varias de las especies nativas del bosque alto andino.
“Nuestra iniciativa comunitaria de agricultura urbana se mezcla con la biodiversidad de los cerros de Bogotá. Esperamos que muchos ciudadanos vengan a conocer todas las actividades ambientales que realizamos en esta parte de nuestra hermosa localidad”.
Maya: los tejedores de la tierra
La segunda parada de la ruta agroecológica de Chapinero fue en una casa tradicional y acogedora del barrio San Luis (calle 97 con carrera 8), un predio que le permitió a la familia Cifuentes seguir sembrando y cosechando.
“A mediados de los años 80 tuvimos que salir de Otanche (Boyacá) por el conflicto armado. Este hermoso barrio de Chapinero nos abrió las puertas y nos permitió continuar con lo que tanto amamos: trabajar la tierra”, dijo Omaira Cifuentes, una de las hijas de la familia.
Los Cifuentes le dieron vida a una huerta donde siembran 23 especies: hierbabuena, romero, laurel, salvia, lavanda, caléndula, toronjil, ruda, menta, cannabis, tomillo, altamisa, orégano, boldo, haba, arveja, papa, hibias, yacón, arracacha, uchuva y mora.
Sin embargo, esta familia huertera quiso ir más allá y creo Maya Tejedores de la Tierra, un proyecto de vida que promueve la seguridad y soberanía alimentaria, el consumo responsable y sostenible y las actividades ambientales, sociales y culturales.
“Con este proyecto, en el que participan mis dos padres, hermanos y algunos amigos, realizamos talleres de transformados, artesanías, herbología, limpieza y conservación de semillas; además de actividades sensoriales, de plantación y restauración”.
La casa y el predio exhiben las huellas de la agricultura urbana. Las paredes están llenas de envases y materas con toda clase de plantas; uno de los pasillos tiene una compostera; y las zonas al aire libre cuentan con árboles frutales que atraen a los polinizadores.
“También tenemos nuestro propio banco de semillas y hace poco logramos publicar un recetario con varias de las recetas que mi mamá Mariela elabora con las plantas de las huertas, como albóndigas de quinua y tallos acaramelados”.
El gran fuerte de Maya Tejedores de la Tierra es la oferta gastronómica con productos de la huerta. “En nuestro emprendimiento, los turistas podrán degustar varias recetas saludables elaboradas con estas plantas libres de químicos”, concluyó Omaira, más conocida como Maya.
La Violeta: la huerta del cannabis
En una casa campestre ubicada en el barrio San Luis, los esposos Luisa Guerrero y Andrés Burgos lograron consolidar un emprendimiento ambiental basado en el autoconsumo de alimentos saludables y plantas medicinales.
En 2011 le dieron vida a La Violeta, una huerta familiar conformada por 34 especies, como hierbabuena, menta, toronjil, cidrón, hinojo, brócoli, col, cilantro, zanahoria, cebollín, arveja, apio, lechugas y frutales.
Sin embargo, la gran protagonista es el cannabis, una planta con la que realizan talleres experienciales de uso medicinal, asesorías de cultivo y varios souvenirs que hacen parte de la marca Sativa Free.
Las personas que visitan esta huerta agroecológica conocen con lujo de detalle cómo el cannabis se transforma en pomadas y aceites, productos que permiten mitigar los quebrantos de salud y los dolores de las articulaciones.
“Les explicamos todo el proceso que llevamos a cabo con esta planta, como la procedencia, extracción de la semilla, la germinación, el cultivo y la elaboración de los productos con la resina. También aprenden a diferenciar la planta macho y la hembra”.
La Violeta es un aula natural donde estos esposos comparten experiencias de auto cultivo y una aproximación a los buenos usos y beneficios de las plantas. Su especialidad es el manejo adecuado y consciente del cannabis.
“Llevamos más de una década sembrando y haciendo educación ambiental en este hermoso territorio de Chapinero. El cannabis es una planta que se trabaja mucho para conectar el espíritu con el cuerpo; nos da una visión interna”.
Sativa free, su marca de ropa independiente y la cual venden en un local ubicado en la calle 48 con carrera 7, la definen como defensora y promotora del autocultivo. “Son productos elaborados 100% en casa”.
Fuerza Ambiental: educación y reciclaje
Carolina Mora es la líder de la huerta Fuerza Ambiental, un terruño agroecológico ubicado en una zona boscosa del barrio San Luis. Allí se siembran 22 especies de plantas, como brócoli, caléndula, cebolla, cidrón, coliflor, fresa, frijol, habas, romero, ruda, tomillo y zanahoria.
“Este proyecto nació en 2020 con el objetivo de promover una cultura de sostenibilidad ambiental a través de iniciativas que inciden en el cambio de hábitos culturales y ambientales”, dijo la huertera.
Además de la huerta, el emprendimiento de Carolina tiene como protagonistas al aprovechamiento de los residuos orgánicos, la elaboración de abonos y biopreparados y el senderismo por sitios como el páramo de Las Moyas.
“Nuestros visitantes pueden disfrutar de tres momentos: una muestra musical por parte de Pablo Watusi; un taller de siembra; y recorridos por las zonas de aprovechamiento de residuos, la biotienda y las pacas”.
Las actividades de educación ambiental de esta huertera de Chapinero incluyen la elaboración de botellitas de amor (envases con plásticos en su interior), el manejo adecuado del aceite usado de cocina y la creación de abonos orgánicos con los residuos orgánicos.
“Nos llamamos Fuerza Ambiental como un llamado a unir esfuerzos para la ejecución de estrategias de educación y cultura para el desarrollo sostenible. Comercializamos productos como desodorantes y pomadas naturales”.