Vivimos en espacios cada vez más reducidos, en los que podríamos pensar que es imposible tener una huerta. Sin embargo, te presentamos cuatro formas que seguramente te servirán para cultivar tus propios alimentos, aunque vivas en un espacio reducido.

Bolsas de basura

Así como lo lees, las bolsas de basura pueden convertirse en sacos para sembrar lechugas, acelgas o cebollas. Corta el plástico a un tamaño aproximado de 90 centímetros de largo por 20 centímetros de ancho y séllalo por todos los lados, excepto uno que es por donde rellenarás con la tierra que previamente has preparado. A continuación, haz tres huecos para sembrar tus hortalizas. Estas bolsas las puedes acostar horizontalmente o las puedes colgar de un palo o del techo.

Materas

En estos recipientes puedes sembrar desde plantas aromáticas, hasta zanahorias y remolachas. Puedes ubicarlas sobre un soporte vertical que además de lucir muy bien, no ocupará demasiado espacio.

Caneca de pintura

De una caneca de pintura de cinco galones puedes obtener hasta una arroba de papa. Para sembrar este tipo de tubérculos, utiliza papas (de cualquier tipo) a las que ya les haya salido raíz. A medida que vayan creciendo, agrega tierra y abono. En 9 meses aproximadamente tendrás tu primera cosecha de papas.

Canasta plástica

Fríjol, tomate, apio o sábila, estas son algunas de las especies que puedes sembrar en una canasta plástica. Asegúrate de mantener suficientemente hidratada la tierra para que las especies crezcan de forma apropiada.

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Comunicaciones Jardín Botánico de Bogotá