Les presento la huerta la Esperanza. Decidí llamarla así porque mi hija cuando niña tuvo muchos problemas respiratorios y por eso me encomendé mucho a Dios y le puse a mi hija en sus manos; para mi él me hizo el milagro. Hoy en día ella está bien, y eso para mi es lo más satisfactorio.

Cuando comencé mi huerta supe que debía hacerle honor a ese milagro y así como la vi levantarse a ella, lo pude reflejar con el cultivo. A pesar de las plagas y las condiciones climáticas que intentan dañar el cultivo, este siempre vuelve a surgir si se vuelve a dedicarle amor y dedicación, así como yo hice con mi hija. Ella es una flor renaciendo.

En mi huerta le he enseñado a ella a amar la tierra y los vegetales, todos los alimentos que nos da la tierra. Ella ha aprendido a entender los ciclos y lo que más me gusta es su capacidad de sorprenderse con los pequeños detalles. Todos los días tiene una pregunta nueva y a veces me quedo sin qué responderle, pero eso me hace querer buscar para poder hacerlo. Mi huerta y mi familia me hacen feliz.

En mi huerta tengo: brócoli, remolacha, zanahoria, menta, caléndula, albahaca, cubios y acelgas, y estoy en el proceso de tener un árbol frutal como el lulo.

Los invito a que se conecten conmigo.