Hace aproximadamente dos años empecé a escuchar algunos relatos de personas que empezaban un camino en la siembra y cuidado de las plantas, sobre todo aromáticas, y esto me interesó por el consumo regular que tengo de estas especies y porque soñaba que aromatizaran mi espacio y sin darme cuenta, mi propia vida.

Cuando me lancé a esta aventura, estaba viviendo un proceso complicado de mi vida y creo que, sin yo imaginarlo, mi sentir de ese entonces estaba influyendo notablemente en mi propósito y nada crecía o si crecía se estancaba y lo que debía dar frutos no lo daba. Además, en ese entonces vivía en Cali, no conocía la influencia del clima sobre las plantas o la humedad o la luz y sombra y la cantidad de agua; todo era nuevo para mi y entendí que más que querer hacer es aprender a hacer, pasión y conocimiento y esto cambió mi vida y a mis cultivos, a mi huerta Tomatica la Teresita.

Mi llegada a Bogotá vino cargada de muchos cambios a nivel personal y esto incluyo a mis plantas, que decidí apropiarme de ellas, adoptarlas como mis hijas, como debió ser desde el principio, hacerlas parte de mi familia y así y estudiando, preparándome en cada oportunidad que tenía.

Mis huertas pasaron a ser mi huerta, pasaron de adornar y aromatizar a regalarnos sus frutos, raíces y hojas para nuestro consumo y beneficio, para alimentarnos sanamente, para curar nuestras dolencias, para oxigenar nuestra casa y en mi casa, mi caos personal, nos dio luz.

Ahora sigo pensando que apenas es el comienzo y falta mucho por aprender y también por desaprender, por descubrir, por crecer y con el sueño que mi huerta, aunque pequeña en este momento, sea más extensa para que nos siga regalando sus olores, texturas, colores, belleza y todo el amor que reflejan. Sean siempre bienvenidos a nuestra Huerta Tomatica la Teresita.