• La terraza de la Casa LGBTI Diana Navarro, ubicada en el barrio Santa Fe, está pintada con los colores de más de 20 especies de plantas aromáticas, medicinales y comestibles.
  • Se trata de la huerta Diversa, un espacio conformado por cajones hechos en materiales reciclados donde la comunidad LGBTI participa en varias actividades ambientales y pedagógicas.
  • Este terruño les ha servido como terapia a más de 80 personas del sector. Allí disminuyen la ansiedad y el estrés al conectarse con la naturaleza.

El lunes 22 agosto de 2022 fue un día oscuro para las lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros e intersexuales de Bogotá. Diana Navarro Sanjuán, una mujer trans y reconocida activista, cerró sus ojos y partió de este mundo.

El rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta, los colores del arco iris que conforman la icónica bandera de la comunidad LGBTI, se vistieron de luto por la partida de la abogada nacida en La Guajira y criada en Barranquilla.

Diana Navarro tenía el corazón enraizado en el barrio Santa Fe, un concurrido y bullicioso sector del centro de Bogotá donde lideró defendió los derechos de las trabajadoras sexuales de su comunidad, una profesión que ejerció durante parte de su juventud.

Según la Corporación Caribe Afirmativo, fue la primera mujer trans en ser parte de la directiva de un partido político. Es considerada como la “madre” de varias generaciones de mujeres trans y batalló contra la discriminación y los prejuicios.

En 2012 fue parte del equipo del Ministerio del Interior que lideró la construcción de la política pública LGBTI. También luchó por mejorar las condiciones de vida de las personas privadas de la libertad de su comunidad.

Su hoja de vida laboral fue robusta y exitosa. Diana, quien se reconocía como “negra, marica y puta”, trabajó varios años en la Subsecretaría de Diversidad Sexual de Bogotá, fue constructora de la política pública LGBTI de la ciudad e hizo parte de la ONG Conspira y de la Mesa LGBT.

Su voz y lucha fue fundamental para lograr que un sector del barrio Santa Fe, entre la calle 19, calle 24, Avenida Caracas y carrera 17, fuera declarado como una zona de alto impacto autorizada para la prostitución.

Lideró el proceso “Reafírmate: el chuchú de la cédula” desde la Secretaría de Integración Social, una iniciativa para que las personas trans reciban asesoría sobre el reconocimiento de la personalidad jurídica y puedan cambiar el nombre y sexo en el documento de identificación.

La huerta Diversa

El legado de esta activista sigue vivo en un edificio esquinero de siete pisos del concurrido barrio Santa Fe, un lugar ubicado en la carrera 14 bis con calle 21 que exhibe un pintoresco mural en la fachada.

En la edificación, rodeada por los cuerpos casi desnudos de cientos de trabajadoras sexuales, funciona desde 2014 la Casa LGBTI Diana Navarro, un sitio donde la comunidad, en especial las personas trans, reciben atención especializada.

Esta unidad operativa de la Secretaría de Integración Social les brinda atención psicosocial y servicios como lavandería y peluquería. También cuenta con una biblioteca, talleres de maquinaria plana y fileteados y sistemas y clases para terminar el bachillerato.

El último piso del edificio está conformado por una terraza pintada de verde. Miles de plantas medicinales, aromáticas y comestibles habitan en más de 10 camas o cajones elaborados con materiales reciclados, como estibas de madera o macetas viejas.

Se trata de la huerta Diversa, un terruño con manejo agroecológico creado hace más de cinco años con el fin de beneficiar a la comunidad LGBTI del barrio Santa Fe, es decir a los hijos que Diana Navarro dejó en su largo viaje como activista.

Lina García, una mujer trans que trabaja como psicóloga de la casa, comenta que esta huerta tuvo su origen en la sabiduría de la población afrodescendiente del sector, la mayoría proveniente del Pacífico colombiano.

“Ellos querían contar con un espacio para sembrar plantas medicinales y aromáticas, especies que llaman sanadoras. Esta idea nació de un compañero de la casa que propuso montar una huerta para sanar y realizar actividades sobre la espiritualidad”.

Para el montaje de las primeras camas o cajones y la selección de las especies de plantas, el personal de la casa recibió asesoría e insumos de entidades como el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) y la Alcaldía Local de Los Mártires.

Como la Casa Diana Navarro es un sitio de puertas abiertas para toda la comunidad LGBTI, al poco tiempo la huerta Diversa recibió a las personas que estuvieran interesadas en sembrar y conocer sobre el proceso de la agricultura urbana en la ciudad.

“La huerta se fue convirtiendo en un espacio para el desarrollo de las capacidades psicosociales individuales y grupales de nuestra comunidad. El contacto con la naturaleza es algo muy poderoso”, aseguró Lina.

Terapia y conexión

Con la ayuda del Jardín Botánico y la Alcaldía Local de Los Mártires, la huerta Diversa ha pasado por varias remodelaciones. Según Lina, estas mejoras arrojaron como resultado el aumento del número de camas o cajones y las especies.

“Aunque las plantas medicinales y aromáticas son las protagonistas de la huerta, decidimos sembrar comestibles como tomate, lechuga y frijol. Ahora contamos con más de 20 especies, las cuales sembramos en cerca de 10 camas”.

La psicóloga recuerda que la comunidad LGBTI del sector ha sido la gran protagonista en las transformaciones de la huerta. Ayudaron a armar las camas con materiales reciclados, las pintaron y sembraron las plantas.

“Nuestra Casa LGBTI se encargó de gestionar todo el material para las nuevas camas. Las entidades nos ayudaron con las plántulas y la comunidad le dio forma a la nueva y colorida huerta; en esas actividades realizamos sancochos comunitarios”, dijo Lina.

Las miles de plantas de esta huerta del barrio Santa Fe son utilizadas con varios propósitos. Por ejemplo, con ellas se preparan bebidas calientes que son ofrecidas a los visitantes de la casa que honra la memoria y legado de Diana Navarro.

Según la psicóloga, plantas como el romero, menta, hierbabuena, canelón y caléndula tienen la capacidad de regular las emociones de las personas y controlar la ansiedad. “Las plantas aromáticas y medicinales son una terapia”.

El mantenimiento de la huerta es realizado por las personas de la comunidad LGBTI que reciben atención en la casa y quieren tener un contacto directo con la naturaleza. Además de sembrar, participan en los talleres de desarrollo emocional liderados por el equipo psicosocial.

“Solo con ayudar a arreglar las camas y untarse con la tierra, las personas sienten que descargan todo su estrés y ansiedad. En la huerta hacemos talleres que buscan fortalecer el autocuidado, la regulación emocional, la autoestima y la resolución de conflictos”, precisó la psicóloga.

El espíritu de la huerta Diversa es que la comunidad LGBTI se conecte con la naturaleza y la espiritualidad. Es un espacio verde donde las personas sienten que Bogotá es más allá de una jungla de cemento.

“La huerta también le apunta a satisfacer algunas necesidades básicas de nuestra comunidad. Por ejemplo, les ofrecemos aromáticas y bebidas calientes y cuando se puede los invitamos a los sancochos comunitarios”.

Las personas de la comunidad LGBTI del barrio Santa Fe olvidan un poco sus preocupaciones en medio de los cultivos de la huerta, sitio donde Lina lidera actividades de relajación, respiración y espiritualidad.

“En este espacio se relajan, respiran un mejor aire y se desconectan de los problemas al ver la naturaleza. La huerta les sirve para olvidar un poco las actividades del día a día, como pagar la pieza”.

Puertas abiertas

Un promedio de 100 personas de la comunidad LGBTI asiste al mes a la Casa Diana Navarro para recibir servicios como trabajo social y psicología; cursos de belleza, peluquería, computación y máquina plana; leer en la biblioteca; o terminar el bachillerato.

De este total, cerca de 20 participan activamente en las actividades de la huerta Diversa. Sin embargo, Lina asegura que este número aumenta cuando se realizan talleres o actividades articuladas con entidades como el Jardín Botánico.

“Con el JBB hemos hecho muchos talleres de agricultura urbana y transformación de alimentos. La huerta es un espacio abierto donde las personas pueden subir a respirar, relajarse, sembrar o ayudar a deshierbar”.

El número exacto de personas que se han visto beneficiadas por esta huerta del barrio Santa Fe es un misterio. Sin embargo, Lina calcula que podrían ser más de 80. “Tenemos un promedio de 20 personas casi fijas, pero todos los meses llegan nuevas”.

Para la psicóloga, los principales frutos de la huerta son los cambios emocionales que ha notado en las personas que participan en las actividades. Por ejemplo, recuerda a una pareja de jóvenes que llegaron a la casa en plena discusión.

“Los pusimos a deshierbar juntos en la huerta y poco a poco la pelea en la que estaban desapareció. Yo creo que cuando arrancas algo del suelo se van muchas cosas malas de tu vida. Nuestros talleres están enfocados en lo espiritual, emocional y físico”.

Lina resalta la ayuda que ha recibido por parte del Jardín Botánico. Además de la entrega de tierra y nuevas plántulas, varios de sus profesionales han dictado talleres de agricultura urbana a la comunidad LGBTI del barrio.

“Hace poco nos invitaron a recorrer el JBB y nos enamoramos de la huerta tan hermosa que tienen. También nos han enseñado a transformar las plantas en aceites, bálsamos y hasta desodorantes, algo que la gente valora mucho porque les sirve para su diario vivir”.

Mujer verde

El amor por la naturaleza de Lina nació en su infancia cuando visitaba la finca de su abuelo en San Antonio (Tolima). En las vacaciones se conectó profundamente con los árboles, el río, los cultivos y los animales.

“Toda mi vida he sentido una conexión muy especial con los recursos naturales. Por eso me siento muy contenta por liderar varios procesos en la huerta Diversa de la Casa LGBTI Diana Navarro”.

Hace más de tres años, cuando fue contratada como psicóloga de la casa, la huerta estaba muy deteriorada por el paso del tiempo. Ella se encargó de liderar la renovación con la ayuda de la comunidad del barrio Santa Fe y varias entidades del Distrito.

“Recuerdo que antes de iniciar las actividades para mejorar la huerta, le pedimos permiso a la naturaleza para mover las plantas a sus nuevos cajones y por eso todas las plantas crecieron hermosas, en especial un durazno que llevo en mi corazón”.

En la terraza de su casa, ubicada en el municipio de Soacha, Lina montó una huerta casera para contar con alimentos y plantas medicinales sanas. En el barrio Santa Fe, específicamente en la casa, me volví huertera”.

Lina lleva vinculada 12 años a la Secretaría de Integración Social. Estuvo ocho años como gestora territorial en la localidad de Bosa y luego fue contratada como psicóloga de la Casa LGBTI Diana Navarro.

“El barrio Santa Fe, un sitio temido por muchas personas, es muy seguro para la comunidad LGBTI. A diferencia de otras zonas de la ciudad, acá las chicas trans podemos vestirnos como queramos sin ser juzgadas y nos sentimos tranquilas”.

Para Lina, trabajar en un sitio que le rinde homenaje a Diana Navarro es un privilegio. “Ella fue pionera en la política pública LGBTI, luchó por los derechos de la comunidad y apoyó a las trabajadoras sexuales trans. Nos dejó un vacío enorme que tratamos de llenar en esta casa”.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá