• En su huerta casera, ubicada en el barrio Quiroga Central de la localidad de Rafael Uribe Uribe, José Eduardo Peña aprende nuevas técnicas agroecológicas para mejorar la calidad de sus productos.
  • Solo cosecha lo que le gusta comer, construyó un sistema de riego de aguas lluvias y quiere hacer una huerta comunitaria para que sus vecinos aprendan sobre agricultura urbana.
Huertas de Rafael Uribe Uribe

José Eduardo Peña quiere que sus vecinos aprendan sobre agricultura urbana en una huerta comunitaria que quiere construir al frente de su casa.

Tuvo el privilegio de estudiar la ciencia que siempre lo apasionó: la química, aquella que analiza la estructura, propiedades, composición y la transformación de la materia y la cual todos conocemos por sus átomos, moléculas, partículas y elementos.

José Eduardo Peña Sánchez, un bogotano de voz gruesa pero melodiosa, suma más de 25 años de experiencia como ingeniero químico, un largo camino en el que ha trabajado en varias empresas y recopilado incontables conocimientos.

“Actualmente realizo control de calidad en dos laboratorios, uno de cosméticos y otro farmacéutico. Pero no soy de nómina, es decir que me llaman cada vez que necesitan mi presencia para revisar un lote y por eso me pagan”, dice Peña.

Huertas de Rafael Uribe

Aunque la huerta casera de José Eduardo nació hace cuatro meses, hoy en día ya cosecha varios productos.

Vive con su esposa en una casa de un piso en el barrio Quiroga Central, en la localidad de Rafael Uribe Uribe. Allí crecieron sus cuatro hijas, quienes ya están organizadas y consolidaron sus propias familias.

Hace cuatro meses, el bicho de la curiosidad picó a José Eduardo cuando se enteró que el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) iba a realizar unos cursos de agricultura urbana en el barrio, término con el que ya estaba algo familiarizado.

“Mi casa tiene un antejardín muy amplio, un espacio ideal para construir una huerta casera. Aunque nunca había trabajado en algo relacionado con la agricultura, siempre me llamó la atención tener un cultivo para complementar mis conocimientos químicos con enseñanzas ambientales”.

Huertas de Rafael Uribe

Aunque la química es su gran pasión, José Eduardo está cada vez más entusiasmado con su huerta casera.

José Eduardo fue uno de los alumnos más aplicados en las capacitaciones del JBB. Todo lo que decían los expertos de la entidad lo consignó en su cuaderno, información que empezó a mezclar con su sabiduría.

“Lo primero que hice fue encerrar los nueve metros cuadrados de la huerta con malla y una estructura en guadua, para así evitar que los perros, gatos y ratones entren. No quería tener los cultivos a ras de suelo, por lo cual construí camas con más de un metro de altura; todo tiene una explicación técnica”.

Con la estructura ya lista, el JBB le suministró la tierra con abono y el listado de plántulas y semillas para sembrar. José Eduardo solo quiso unas cuantas, como lechuga, repollo, cilantro, ajo y rúcula.

Huertas de Rafael Uribe

José Eduardo solo siembra las hortalizas y plantas que le gusta comer.

“Yo solo quiero cosechar lo que me gusta o algo que me pueda representar ganancias en el futuro. El ideal es llevar alimentos a la mesa de la casa, por eso solo siembro lo que quiero comer”, dice José Eduardo.

Desde que sembró los productos, la mente de José Eduardo empezó a nutrirse con nuevos conocimientos. Por ejemplo, entendió que la naturaleza tiene sus propios tiempos y que no es posible trasplantar en ciertas épocas porque no crecen.

“La huerta es un aprendizaje diario y la misión de las plantas es enseñar. Sumado a esto, no hay nada más satisfactorio que comerse algo que uno cultiva y que además me gusta”.

Huertas de Rafael Uribe

José Eduardo le ha ayudado a sus vecinos con el montaje de sus huertas caseras.

Nuevos conocimientos

‘Ester’ fue el nombre escogido por este ingeniero químico para bautizar su huerta. Lo hizo como un homenaje a la doncella judía que se convirtió en reina de Persia y evitó la destrucción del pueblo judío.

Esta huerta es diferente a la mayoría que hacen parte del proyecto de agricultura urbana y periurbana del JBB, donde se cultiva con un manejo agroecológico y totalmente libres de químicos.

“Lo que hago en mi huerta es mejorar los cultivos tanto con mis conocimientos químicos como con las lecciones del JBB. Por ejemplo, aprendí a utilizar jabón potásico, un pesticida natural, y a hacer mezclas de oleato de sodio, ají y ajo para combatir las plagas”.

Huertas de Rafael Uribe

Las personas que pasan por su casa siempre se quedan mirando su huerta casera.

Peña, en algunas ocasiones, hace uso de productos orgánicos para ciertas plagas, como el pulgón. También está experimentando para hacer abonos y así ayudarles a los vecinos que tienen huertas.

El propósito de la huerta ‘Ester’ es mezclar lo orgánico y natural con algo de lo químico, pero sin afectar los recursos naturales. “Por ejemplo, no he utilizado, y creo que jamás lo hare, venenos fosforados y clorados”.

La altura de los cultivos, puestos sobre camas de tierra, también tiene una explicación basada en la ciencia y la historia. Según José Eduardo, en el pasado el arado creó un hito cuando se empezó a hacer la remoción de la tierra de al menos 50 centímetros.

Huertas de Rafael Uribe

José Eduardo ya está trabajando en construir una huerta comunal en el barrio.

Peña decidió instalar su propio sistema de riego tanto para la huerta como la casa, uno de captación de aguas lluvias. “Tiene una capacidad instalada de 4.000 litros, cifra que pretendo doblar este año. No hago uso del servicio de acueducto, ya que mi área de captación en el techo, por medio de una motobomba, suministra el agua para toda la casa y la huerta”.

Compartir conocimiento

José Eduardo se ha trazado varias metas con su huerta. Las primeras fueron poder llevar los alimentos que le gustan a su mesa y mezclar las técnicas orgánicas con las químicas, las cuales ya está cumpliendo.

“Pero ahí no termina esta iniciativa. Mi huerta casera es un proyecto piloto que quiero escalar en una huerta comunitaria. Me gustaría que los vecinos del barrio aprendieran a hacer agricultura urbana, pero generando beneficios económicos y rentabilidad”.

Huertas de Rafael Uribe

La directora del JBB, Martha Liliana Perdomo, ya visitó la huerta de José Eduardo.

Ya tiene seleccionada el área para construir la huerta comunitaria: una amplia zona verde ubicada en un parque al frente de su casa. Pero cómo hace parte del espacio público, tiene que cumplir con un protocolo establecido por el Jardín Botánico.

“Ya hice el trámite de inscripción ante el JBB y envié la documentación requerida. Estoy esperando la respuesta, la cual dependerá de la entidad que tiene a su cargo el parque donde quiero crear la huerta”.

Huertas de Rafael Uribe

Para crear su huerta, José Eduardo ha recibido varias capacitaciones por parte del JBB.

Este ingeniero químico pretende que la huerta comunal sea un salón de clases a cielo abierto de 120 metros cuadrados, donde la comunidad aprenda a cultivar y utilizar adecuadamente los insumos orgánicos y químicos.

“El ideal es constituir la huerta en un centro de referencia de la agricultura urbana en el sur de Bogotá, donde podamos capacitar constantemente a la comunidad de por lo menos cinco barrios de la localidad”.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá