• El tercer día del XI Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos tuvo como protagonistas a varios de los futuros agricultores urbanos del país.
  • Cerca de 150 niños, niñas y jóvenes de colegios y comunidades indígenas se dieron cita en el Jardín Botánico de Bogotá para participar en diversas actividades.
  • Los huerteritos intercambiaron semillas criollas y nativas y participaron en un circuito por varias de las coberturas vegetales de la entidad.

La agricultura urbana en Bogotá es un legado de miles de campesinos que salieron de sus pueblos huyendo de la violencia y llegaron a la capital con sus familias para empezar de cero y tener una mejor calidad de vida.

La selva de cemento no les impidió continuar con la siembra, una actividad que corre por sus venas. Se las ingeniaron para cultivar en sitios como terrazas, patios, antejardines y parques a través de envases plásticos o guacales de madera.

Desde 2004, el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) apoya a los huerteros y huerteras de la ciudad a través del programa de agricultura urbana y periurbana, con el cual reciben asesoría técnica, capacitaciones e insumos para mejorar sus terruños agroecológicos.

El arte de sembrar y cosechar ha pasado de generación en generación. Cada vez son más los niños, niñas y jóvenes de Bogotá que trabajan la tierra con el propósito de alimentarse de una manera saludable y continuar con el pasado campesino de sus padres y abuelos.

En los últimos cuatro años, el Jardín Botánico ha fortalecido 383 huertas en diversas instituciones educativas de todas las localidades de la ciudad, proyectos que son liderados por estudiantes, docentes e incluso padres de familia.

Como el futuro de la agricultura urbana está en manos de las nuevas generaciones de huerteros y huerteras, el JBB apoya el Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos, una actividad anual que ya suma 11 años.

En la onceava versión de este encuentro, realizado entre el 15 y 17 de noviembre y organizado por la Red de Huertas Educativas de Colombia (RHEC) y la Red Internacional de Huertos Educativos (RIHE), la entidad lideró varias actividades.

Los más de 60 invitados nacionales e internacionales y niños, niñas y jóvenes de instituciones educativas y comunidades indígenas, conocieron varias de las huertas que hacen parte de las rutas agroecológicas.

“Además, en el tercer día del encuentro participaron en actividades como un trueque de semillas, preparación de recetas saludables y recorridos por las coberturas vegetales de la entidad”, dijo Yenny Rosas, profesional social del Jardín Botánico.

Encuentro ancestral

El viernes 17 de noviembre, el XI Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos “Pedagogías de la Madre Tierra para la defensa de la vida”, tuvo como escenario las 20 hectáreas del JBB.

A las nueve de la mañana, cerca de 150 niños, niñas y jóvenes de las comunidades indígenas muisca y nasa y varios colegios de Bogotá como Nueva York, además de los 60 invitados del encuentro, se dieron cita en el auditorio de la entidad.

La abuela Blanca, una indígena muisca del Cabildo de Suba, realizó un ritual ancestral alrededor de la mandala Abya Yala. Con un tambor y cantos en honor a la naturaleza, dio apertura al tercer día del encuentro de huertas educativas.

“Para nosotros el agua es la vida y los úteros son las lagunas, ojos de agua y nacederos. Nuestros pagamenos son formas de entregar un agradecimiento a la Madre Tierra por el alimento y la abundancia”.

La única voz que se escuchaba en el auditorio era la de la abuela Blanca. Los invitados la observaban con admiración y algunos tomaban notas de sus palabras poderosas hacia la Pacha Mama.

“Tenemos que pedirle perdón a la Madrecita. A ella también le duele la barriga cuando alguien la saquea, profana o contamina. Es muy importante volver al camino para que nuestra madre florezca en el jardín de la palabra”.

La sabedora muisca les dio varios consejos a las futuras generaciones de huerteros. “Hay que escuchar a los abuelos para aprender a sembrar, cosechar, preparar los alimentos y cuidar la naturaleza. En sus manos está no perder las costumbres de nuestros antepasados”.

Luego de unas palabras por parte de Aureliano Lectamo, sabedor ancestral del pueblo nasa; y Liliana Novoa, líder del grupo de niños guardianes de semillas, el turno fue para las directivas del Jardín Botánico.

“Las huertas educativas nos permiten transferir el conocimiento ancestral de las personas mayores a las nuevas generaciones. Son espacios que garantizarán el futuro de la agricultura urbana en la ciudad”, mencionó Germán Darío Álvarez, subdirector técnico operativo del JBB.

Los estudiantes del colegio Nueva York intercambiaron regalos con los niños y niñas de las comunidades muisca y nasa. Los primeros les dieron kits estudiantiles y los segundos llaveros y un cinturón elaborados con sus tejidos tradicionales.

El trueque de los huerteritos

El tercer día del encuentro de huertas educativas continuó con el circuito Florecer, un recorrido por cinco estaciones del Jardín Botánico: la huerta, jardines polinizadores, plantas exóticas, paca digestora y el domo herbal.

“En estas estaciones, nuestros profesionales realizaron charlas didácticas y educativas para que conocieran la importancia de cada una de las coberturas vegetales. Fue un circuito muy bonito donde todos participaron”, expresó Rosas.

El banco de semillas agroecológicas del JBB, ubicado en una maloca y que se encarga de nutrir a los nueve bancos comunitarios de Rafael Uribe Uribe, Suba, Bosa, Fontibón, San Cristóbal, Chapinero, Usme, Sumapaz y Kennedy, fue el escenario de un trueque.

Los huerteritos de las comunidades indígenas muisca y nasa intercambiaron semillas criollas y nativas con Juan David Córdoba, profesional del Jardín Botánico encargado de liderar esta estrategia ancestral y de seguridad alimentaria.

“Intercambiamos semillas de maíz, cebada cervecera, cubios, ibias, papas, entre otras. Fue una actividad muy linda porque las comunidades muisca y nasa son custodios de semillas, es decir que no las siembran sin aplicar químicos”, informó Córdoba.

“Todas las semillas del pueblo nasa son nativas, como maíz, yuca, ají, frijol cacha, cilantro, totumo, chucha y zapallo. Cuando hay cosecha, las introducimos en un totumito o una mochila y les echamos ceniza fría o plantas medicinales para que se conserven”, dijo uno de los niños nasa.

Los niños, niñas y jóvenes se comprometieron a sembrar las semillas criollas y nativas de este trueque en sus huertas. “De esta forma, la tradición ancestral de nuestros antepasados seguirá con vida”, expresó la abuela Blanca.

Terminado el intercambio, los participantes del XI Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos degustaron una de las recetas saludables que prepara el chef del JBB Diego Huertas, una mermelada con uchuvas y otros productos de la huerta.

“El tercer día del encuentro fue muy especial porque los protagonistas fueron los niños custodios de semillas. Además de intercambiar estos tesoros ancestrales, tuvieron la oportunidad de contar sus historias y conocer otros procesos”, indicó Rosas. 

El gran encuentro

“Pedagogías de la Madre Tierra para la defensa de la vida” fue un encuentro que puso a hablar a Bogotá sobre las huertas educativas por medio de diálogos, mercados agroecológicos, talleres, ponencias, trueques de semillas, conferencias y actividades artísticas.

El 15 y 16 de noviembre, la Universidad Nacional fue el epicentro del evento. Charlas de la abuela Blanca y el mayor Jhon Fredy González y ponencias sobre huertas biodiversas y el programa de huertas en centros educativos, fueron algunas de las actividades.

“Contamos con intervenciones de expertos de países como Uruguay, México, Chile, Puerto Rico y Colombia; un encuentro de semillas, saberes y sonoridades; y una feria agroalimentaria en la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional”, manifestó Rosas.

Cinco huertas que hacen parte de la Ruta Agroecológica y Turística del centro de Bogotá, un proyecto liderado por el JBB y el Instituto Distrital de Turismo, fueron recorridas por los participantes el jueves 16 de marzo.

“Este encuentro tuvo como eje central las pedagogías de la Madre Tierra. Fueron tres días donde se habló de la importancia de la semilla, el agua y florecer. Tuvimos la oportunidad de conocer muchas experiencias nacionales e internacionales sobre huertas educativas”, concluyó la profesional del JBB.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá