• Hace 28 años, mientras trabajaba como taxista, la vida de Luis Francisco Valderrama dio un cambio radical cuando el destino lo llevó a presentar un casting para un comercial de televisión.
  • Lo escogieron por su talento, gracia y físico de campesino tradicional y desde esa época ha logrado grabar más de 100 comerciales. Uno de ellos, de un detergente, ha sido emitido en 72 países.
  • Su otra pasión es la agricultura, una actividad que realiza sin aplicar ningún tipo de químico en los antejardines de Puerta del Sol, un barrio de la localidad de Suba donde vive con su familia hace tres décadas.
Huertas de Suba

Luis Francisco Valderrama es campesino, actor de comerciales y huertero.

Su rostro es bastante conocido entre los amantes de la televisión colombiana. Su sonrisa contagiosa, ojos expresivos y bigote al estilo charro mexicano han aparecido en un centenar de comerciales y varias novelas y series nacionales.

Luis Francisco Valderrama Zúñiga lleva 28 años como actor de comerciales, un trabajo que le llegó por casualidad y con el que ha sacado adelante a sus dos hijos. Su talento es empírico, ya que nunca ha hecho un solo curso de actuación.

“Mi aspecto físico fue el que me abrió paso para ingresar al mundo de la actuación: el campesino tradicional colombiano. Hoy en día he aparecido en más de 100 comerciales, tanto en la televisión como en las redes sociales; estoy a punto de romper un récord”.

Dos o tres veces a la semana hace castings desde su casa, ubicada en el barrio Puerta del Sol segundo sector de la localidad de Suba, videos que él mismo graba y luego se los envía a los canales nacionales o empresas digitales de publicidad.

Huertas de Suba

Luis Francisco ha aparecido en más de 100 comerciales.

“He hecho comerciales de jabones, detergentes, bancos, tiendas, vitaminas, aplicaciones de celulares y para varias entidades. Pero mi papel de campesino no es actuado: nací hace 60 años en Guamal, municipio del Meta, donde aprendí a trabajar la tierra. Soy un hombre de campo y lo digo con mucho honor”.

Aunque salió de su tierra en los últimos años de su infancia, la agricultura nunca ha abandonado su cuerpo. Por ejemplo, lleva tres décadas sembrando hortalizas, frutales y plantas medicinales en una huerta que montó al frente de su casa.

“Sembrar es mi verdadera pasión. Mis vecinos me dicen que si tuviera un terreno más grande lo tendría lleno con todos los regalos que nos da la tierra, algo que es totalmente cierto. Mi objetivo es que todo el barrio se llene de huertas caseras”.

Pero la actuación y la agricultura urbana no son las únicas actividades que Luis Francisco ha realizado. “Soy una persona muy inquieta y por eso he hecho muchas cosas para sacar adelante a mi familia. Los invito a que conozcan un poco de mis seis décadas de vida”.

Huertas de Suba

El tendero del barrio es uno de sus papeles favoritos. Foto: archivo personal Luis Francisco Valderrama.

Enamorado del campo

Su amor desbordado por el campo nació desde que abrió los ojos por primera vez en Guamal, un municipio llanero donde sus papás lograron darle vida a una pequeña finca bastante próspera.

“Toda mi infancia fue en el campo. Con mis hermanos nos tocaba hacer todas las labores campesinas, como cocinar, lavar, sembrar, cosechar y alimentar los animales, actividades que combinamos con las horas en la escuela”.

Leonidas Valderrama y María Cenaida Zúñiga, sus padres, fueron los que le enseñaron el arte de labrar la tierra, dos campesinos de San Vicente de Chucurí (Santander) que recién casados tuvieron que salir de la tierra por la violencia y se fueron para el llano.

“Mi mamá era una gran conocedora de la agricultura. Recuerdo que cada vez que arrancaba una yuca la partía en cinco pedazos y nos ponía a sembrarlos. Nos decía que la tierra nunca podía estar sin sembrar”.

Huertas de Suba

Esta es la huerta que Luis Francisco montó hace 30 años al frente de su casa.

Su padre era experto en curar las enfermedades a través de los poderes de ciertas plantas; era conocido como el curandero del pueblo. “Una vez rezó la tierra para curar 200 vacas enfermas; lo llamaban para sanar las mordeduras de serpientes”.

Los Valderrama Zúñiga procrearon 11 hijos, pero por la falta de hospitales y centros médicos en Guamal, solo cinco lograron sobrevivir. “Mis otros hermanos fallecieron en el parto. En esa época no sabíamos lo que era un médico”.

Estudió a punta de cuaderno y lápiz en una escuela humilde ubicada a más de una hora a pie de la finca. “Cuando tenía nueve años conocí por primera vez un televisor. Lo llevaron a la escuela y yo me asomaba por detrás para ver cómo se metían esas personas en la caja mágica”.

Huertas de Suba

Este huertero de la localidad de Suba se hace llamar el zar de los comerciales. Foto: archivo Luis Francisco Valderrama.

Cambio de rumbo

El don de curar enfermedades de su papá cruzó las fronteras del departamento del Meta. Un día, un señor llegó a la finca familiar en una camioneta buscando al curandero del Llano.

“La llegada de ese vehículo fue toda una novedad porque jamás habíamos visto algo así: por la finca solo pasaban dos buses al día. El señor le dijo a mi papá que una señora de Choachí (Cundinamarca), quien estaba desahuciada, lo mandó a buscar para que la curara”.

Don Leonidas aceptó la propuesta y se fue en la Toyota a Choachí, un pueblo que Luis Francisco jamás había escuchado. “Mi papá combinaba las medicinas tradicionales de esa época con las plantas. Le dio su medicina a la señora y regresó a Guamal”.

A los tres días, el mismo carro llegó a la finca en busca de su padre. “Esta vez solo era para decirle que la señora estaba muy bien de salud y que por eso le mandaba bultos de papa, arveja, manzanas y curubas, productos de tierra fría que no conocíamos”.

Huertas de Suba

La zanahoria morada es uno los productos más llamativos de la huerta de Luis Francisco.

La señora de Choachí le envió otro mensaje a don Leónidas, unas palabras que le cambiaron el rumbo a todos los miembros de la familia Valderrama Zúñiga. “Le propuso que nos fuéramos para allá porque nos iba a ir muy bien”.

Y así sucedió. Desde que llegó a Choachí, el papá de Luis Francisco se convirtió en una eminencia para curar los quebrantos de salud; todos los días las personas del pueblo y otros municipios cercanos hacían filas para que les prestara sus servicios de curandero.

“Yo tenía 13 años cuando llegué al municipio cundinamarqués. Ingresé al colegio a hacer quinto de primaria, una edad muy avanzada para ese grado y por eso era el más viejo del curso. Mis papás vendieron la finca en Guamal y así comenzamos una nueva vida”.

Mientras estudiaba el bachillerato, la curiosidad de Luis Francisco lo llevó a hacer varios cursos de primeros auxilios, conocimientos que le permitieron convertirse en jefe de la seccional de la Cruz Roja en el pueblo.

Huertas de Suba

Luis Francisco destina varias horas de la mañana para trabajar en su huerta.

“Mi curiosidad siguió creciendo. Cuando terminé tercero de bachillerato me fui a escondidas de mis padres para Barrancabermeja donde unos familiares y me puse a trabajar en una ferretería”.

Cuando se acercaba la época para prestar el servicio militar, el joven inquieto regresó a Choachí. “Me dijeron que podía hacer un curso para ser policía. Fui a Bogotá, me presenté y me mandaron para El Espinal”.

En ese municipio del Tolima, conocido por sus extensos arrozales, Luis Francisco se convirtió en policía. “Me comunicaba frecuentemente con mis padres por telegrama; en esa época la tecnología no existía”.

De policía a actor

Como policía, el joven llanero trabajó en la Cuarta Compañía de Antinarcóticos en Santa Marta, como escolta del presidente Belisario Betancur e incluso estuvo en la toma del M-19 al Palacio de Justicia.

“Fui de los primeros policías que pudo entrar al Palacio porque estaba en el grupo de reacción inmediata. Entramos por el sótano y tengo recuerdos muy duros y tristes de los que no me gusta hablar mucho”.

Su paso por la Policía duró seis años. Según Luis Francisco, lo sacaron de la institución por ser un trabajador bueno y honesto. “Yo no recibía sobornos y por eso las personas de las ollas ya me tenían identificado. Me sacaron por eso”.

Huertas de Suba

La arveja es el cultivo favorito de Luis Francisco.

No todo fue negativo en su vida como policía. Por ejemplo, en esa época conoció a Clara Inés Reina, su gran amor, una mujer que trabajaba como agente de tránsito. “Nos casamos cuando yo estaba en la institución”.

“Compramos una casa en el barrio Puerta del Sol de la localidad de Suba, un hogar que construimos con mucho esfuerzo desde hace más de 30 años. Al poco tiempo tuvimos a nuestro primer hijo: Luis Andrés”.

Luego de salir de la Policía, su suegro, que tenía una empresa de acarreos, le dijo que se comprara un camión. Luis Francisco le hizo caso y se puso a trabajar haciendo trasteos y transportando mercancía.

“Mi esposa también salió de Tránsito y empezó a trabajar haciendo trámites para varias empresas. Ella me dijo que dejara de cargar neveras y que mejor comprara un taxi, un nuevo trabajo en el que hacíamos las diligencias de los trámites de mi esposa”.

Huertas de Suba

La huerta de Luis Francisco es bastante próspera.

Un domingo, Luis Francisco cogió el taxi para hacer unas carreras. En el barrio El Polo, una señora paró su vehículo amarillo y le dijo que necesitaba urgentemente conseguir un cassette de Betamax.

“Ella estaba grabando un comercial. Llamé a la central de taxis y me informaron que en la Panamericana de la calle 72 lo podía conseguir. Al terminar la carrera, dejé a la señora en un canal de televisión y me dijo que sí me gustaría hacer un casting, una palabra que jamás había escuchado”.

Llegó a su casa con la tarjeta de la señora y le informó a su familia sobre la novedosa propuesta. “Mi hijo me sacó carcajadas con su respuesta. Me dijo: papá, no le da pena salir en televisión con esa barriga. Casi todos pensamos que los modelos de comerciales deben ser 90-60-90”.

La familia lo motivó para que asumiera el nuevo reto. Fue al casting, donde no se dejó intimidar por las cámaras y se aprendió rápidamente los diálogos. “Dos días después sonó el teléfono fijo. Mi hijo contestó y me dijo que me habían escogido”.

Huertas de Suba

El Jardín Botánico de Bogotá le ha dado insumos y asesoría técnica para mejorar la huerta.

La vida como actor

Luis Francisco grabó su primer comercial a las casi 40 décadas de vida, es decir hace 24 años. Desde ahí no ha parado de grabar y su rostro ahora es una imagen constante en la televisión nacional e incluso internacional.

“El número exacto de comerciales no lo tengo, pero creo que ya son más de 100. Uno de ellos, el de un detergente que tenía como eslogan el gran reto de la limpieza, lo han emitido en 72 países; por eso soy actor un del mundo”.

En sus primeros años como actor de comerciales, el llanero les alquilaba su taxi a las producciones. “Eso me permitió darme a conocer más y así pude salir en varias novelas y series nacionales”.

Su portafolio actoral es variado y numeroso. “Otro comercial, el de unas vitaminas, lo han emitido en ocho países. También he sido la imagen de bancos, comerciales de tiendas, cervezas, cremas dentales e incluso de la Fiscalía General de la Nación”.

Huertas de Suba

Los vecinos de la cuadra lo llaman el zar de la arveja.

Este campesino asegura que 17 comerciales con su rostro han estado al aire al mismo tiempo. “Yo creo que mi imagen le gusta a la gente porque soy una persona normal que capta fácil el mensaje que las marcas quieren mostrar”.

Con la llegada de las redes sociales, Luis Francisco tuvo que renovarse y perder el miedo que le generaba manejar la tecnología. Luis Andrés, su hijo mayor, y Cristian David, el menor, han sido sus maestros.

“Ellos me dieron varios consejos para manejar bien el celular y me ayudaron a abrir mis redes sociales, como Facebook. Antes pedían un book o libro impreso para hacer los castings, pero ahora todo es digital; por eso hago videos y los publico en mis redes”.

El mundo digital también lo ha tratado bien. Por ejemplo, desde hace varios años trabaja para una aplicación de tenderos que ganó un premio con uno de sus comerciales. “Dicen que mi imagen vende y por eso les va bien a los comerciales”.

El miedo por la tecnología es cosa del pasado. Además de manejar bien el celular y sus redes, Luis Francisco aprendió a hacer directos. “Eso fue para una marca de cervezas donde hicimos un directo con apuntador y drones”.

Huertas de Suba

Luis Francisco asegura que el éxito como actor está en su carisma.

Huertero de Suba

Desde que llegó al barrio Puerta del Sol segundo sector en Suba, es decir hace 34 años, este actor de comerciales que jamás ha hecho un curso de actuación, se dedicó a reverdecer el frente de su casa.

“Las cuadras del barrio son todas peatonales, es decir que no pueden ingresar los carros. Cuando llegamos toda la zona al frente de las casas estaba llena de césped, donde las mascotas hacían sus necesidades”.

Encerró con alambre la parte del frente de su casa, un terreno de 1,2 metros de ancho por tres metros de largo. Retiró el pasto e inmediatamente se puso a sembrar girasoles, uvas, granadilla, garbanzo, papa y hasta maní, un cultivo de tierras cálidas.

“No sé si es por la tierra o por mi técnica de campesino, pero todo lo que siembro se da muy bien. Nunca le he aplicado un solo químico al terruño agrícola que tengo al frente de mi casa”.

Huertas de Suba

Luis Francisco le ha ayudado a varios vecinos del barrio a montar huertas caseras.

Al comienzo ninguno de los vecinos quiso replicar su huerta casera al frente de sus casas. Es más, quitaron el césped y cubrieron la zona con cemento. “Se reían cuando me veían metido en el cultivo. Solo mi esposa e hijos me ayudaron”.

Con el paso de los años, la pequeña huerta casera de Luis Francisco se convirtió en el espacio más verde de la cuadra. En ese trabajo de agricultura urbana llegó el cultivo insignia de su proyecto del campo en medio de la ciudad: la arveja.

“Acá me conocen como el zar de la arveja, un cultivo que me ha dado muchas cosechas. Cuando empecé con los comerciales, los vecinos me decían: qué hace un actor ensuciándose las manos con tierra. Yo les respondía: soy campesino a mucho honor”.

El huertero no se dejó afectar por las palabras de sus vecinos. “Todo lo contrario. Tengo el lujo de poder hacer en Bogotá la actividad que me enseñaron mis papás en Guamal. Además me ahorro varios pesos porque no tengo que comprar varios productos en la tienda”.

Huertas de Suba

El ají es otro de los cultivos más destacados en la huerta de este actor de comerciales.

Asesor verde

Luis Francisco siempre ha soñado con ver su cuadra llena de hortalizas, frutales y plantas medicinales. Sin embargo, los vecinos del sector se demoraron mucho tiempo en subirse al bus de la agricultura urbana.

“Hace más de un año, Juan, quien acababa de comprar la casa vecina a la mía, aceptó mi propuesta de retirar el cemento y montar una nueva huerta casera. Yo lo asesoré y juntos sembramos varias especies”.

Al ver que la zona de huerta amplió sus dominios y daba cosechas prósperas, otros vecinos contactaron al actor de comerciales para que los asesorara. Hoy ya somos 15 huerteros en la cuadra y mi meta anhelada es que todos lo sean”.

La arveja es la gran protagonista de estas huertas caseras de Suba, en especial la de Luis Francisco. “Muchos piensan que es difícil de sembrar, pero si se hace de una manera ordenada la arveja germina y se va trepando de una manera muy hermosa”.

Huertas de Suba

El sueño de Luis Francisco es que toda la cuadra tenga un corredor de huertas caseras.

Para este huertero, su proyecto de agricultura urbana en Suba se basa en el orden. “Las huertas que ya montamos en la cuadra, es decir 15, están organizadas y bonitas. No es sembrar por sembrar, sino que todo tenga su orden y se vea elegante”.

Estos terruños son variados y prósperos. Actualmente siembran arveja, zanahoria (tradicional, amarilla y morada), mora, ají, cebollín, acelga, lechuga, remolacha, frijol, cebolla cabezona, ajo, hierbabuena, tomillo y manzanas.

“La mía, que nombré ‘La huerta de Don Pacho’, es una representación a pequeña escala de todos estos cultivos. Lo que más tengo es la arveja, una planta muy agradecida que saca muchas cosechas y con la que preparamos platos saludables”.

Las huertas caseras en las cuadras del barrio Puerta del Sol son solo una parte del sueño agrícola de Luis Francisco. Por ejemplo, lidera la puesta en marcha de una huerta comunitaria en un terreno amplio que hace parte del espacio público.

“Esta huerta comunitaria, llamada San Isidro, la conformamos con más de 20 vecinos del barrio. Hemos sembrado varias especies y tenemos una compostera para hacer abonos con los residuos orgánicos de las cocinas”.

Huertas de Suba

Luis Francisco también hace parte del grupo de vecinos que montó una huerta comunitaria.

Manos amigas

Hace aproximadamente ocho meses, los huerteros del barrio se enteraron que debían cumplir con el protocolo de huertas en espacio público para que San Isidro pudiera contar con la ayuda y asesoría del Jardín Botánico de Bogotá (JBB).

“Nos comunicamos con el JBB y varios de sus profesionales visitaron la huerta comunitaria y nos informaron sobre los requisitos del protocolo. Yo los llevé a mi cuadra para que conocieran las huertas caseras y quedaron maravillados con la iniciativa”.

Según Luis Francisco, el Jardín Botánico le ha ayudado mucho para mejorar su sueño huertero. Por ejemplo, le han dado varios insumos como mallas para encerrar las huertas, tierra abonada, biopreparados para las plagas y varias semillas.

“Aunque el visto bueno de la huerta comunitaria aún está en trámite por parte del DADEP, sí nos hemos beneficiado mucho con las ayudas en nuestras huertas caseras. Como están ubicadas en los antejardines, no hacen parte del espacio público y tenemos libertad para sembrar”.

Huertas de Suba

El orden y la elegancia son protagonistas en las huertas caseras que monta Luis Francisco.

Cero químicos sigue siendo una política inamovible en estos terruños agroecológicos de Suba. Para combatir las plagas, como la palomilla, el JBB los ha asesorado y entregado insumos agroecológicos.

“Nos enseñaron a hacer biopreparados como hidrolatos para las plagas. También nos dieron jabón potásico y tres clases de abonos, como humus de lombriz. Gracias a eso, nuestras huertas están libres de los insectos que afectan los cultivos”.

El día a día

 Luis Francisco divide su tiempo entre su rol como actor, es decir los castings, las grabaciones de los comerciales y los videos para sus redes sociales, y el trabajo en la huerta Don Pacho.

“No hay un solo día que no trabaje en la huerta. Casi siempre le meto la mano en horas de la mañana para realizar el deshierbe, revisar si hay plagas, aporcar, traer nueva tierra y cosechar cuando se puede; soy muy dedicado con mi terruño”.

Cuando lo ven trabajar, las personas que pasan por la cuadra no se miden en elogios. “En la pasada Navidad pasaron unos campesinos y me felicitaron. Dijeron que en sus fincas no se daban unas arvejas tan hermosas como las mías”.

Huertas de Suba

Algunas personas han sacado los productos de la huerta sin su permiso.

Durante los meses más críticos de la pandemia del covid-19, una época en la que su trabajo como actor de comerciales se vio bastante afectado, la huerta le brindó el sosiego necesario para no caer en depresión por el encierro.

“Yo tengo dos espacios para sembrar: el antejardín, donde está la huerta Don Pacho, y la terraza de la casa. A mí no me dio tan duro el encierro de la pandemia porque me dediqué a sembrar y untarme las manos con la tierra fértil”.

El tomate cherry fue uno de los productos que más lo sorprendió durante las cuarentenas. “Además de la arveja, que siempre crece hermosa en mi huerta, ese tomate pequeño dio unas cosechas muy buenas. Los vecinos me miraban sorprendidos desde sus ventanas”.

Con su trabajo como agricultor urbano, Luis Francisco quiere motivar a más personas y dejar un mensaje poderoso. “Si yo tuviera una finca me volvería loco cultivando. Debería ser una obligación que todos tuviéramos una huerta, mucho más ante la crisis alimentaria mundial que estamos viviendo”.

Huertas de Suba

Luis Francisco se siente muy orgullo de su trabajo como huertero.

Varias personas han cosechado los productos de la huerta sin su permiso, algo que no lo pone de mal genio pero con lo que no está de acuerdo. “Si alguien me pide algo siempre se lo voy a dar. Pero lo que me gustaría es que se acercaran para asesorarlos en el montaje de su propia huerta”.

El proyecto a futuro de Luis Francisco es que todo su barrio se llene de huertas caseras y crear una página web o un espacio en el ciberespacio para brindar consejos prácticos sobre agricultura urbana.

“Quiero aprender a manejar la aplicación de Tik Tok para dar esos consejos. Mis hijos me dicen que ese espacio es el que más consultan los jóvenes ahora; con mi talento para la actuación y la asesoría técnica del JBB, podríamos hacer cosas maravillosas que impacten en la ciudadanía”.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá