• Paula Sánchez hace parte de la fundación Monterrey Ecohídrico, un grupo comunitario de la localidad de Kennedy que lidera procesos de agricultura urbana y educación ambiental.
  • Debido a sus conocimientos en el montaje de pacas digestoras, esta joven se encarga de temas como el reciclaje y la transformación de los residuos orgánicos. 
  • Esta administradora de empresas con corazón verde también ha participado en otros procesos paqueros en varios barrios de la localidad.

Hace 13 años, Gladys Duarte lideró una transformación que muchos consideraban imposible: convertir un terreno del barrio Monterrey sumamente afectado por escombros y basura en una huerta comunitaria gobernada por el verde.

Con la ayuda de su esposo Alfonso, algunos vecinos del sector y varias entidades del Distrito, esta santandereana experta en hacer tejidos y buñuelos consolidó uno de los procesos de agricultura urbana más emblemáticos de la localidad de Kennedy.

“Luego de varios meses de limpiar y organizar el terreno, el 12 de agosto de 2010 nació nuestra huerta comunitaria Monterrey, un sitio que logramos cerrar con malla delgada y donde sembramos 50 especies de una manera agroecológica en 10 camas”.

Esta huerta es bastante conocida por dos productos: la lechuga de limón y la sangría. “Una estudiante me regaló esa lechuga sabrosa y me aseguró que venía de La Palma (Cundinamarca). La sangría, planta que ayuda a bajar la fiebre, la traje de Cúcuta”.

Con las plantas medicinales de la huerta Monterrey, un proyecto comunitario en el que han participado más de 20 habitantes de la zona, Gladys elabora aceites y pomadas que curan varios quebrantos de salud. 

La agricultura urbana no es la única protagonista de este terruño verde de Kennedy. Según la líder de la huerta, desde el inicio del proyecto quisieron ir más allá de sembrar y cosechar de una manera agroecológica.

“Antes de la huerta hicimos parte de un grupo llamado Guardianes Ambientales, el cual realizaba jornadas de limpieza y recorridos por humedales, canales y ríos. Eso nos motivó a conformar la fundación Monterrey Ecohídrico”.

Esta organización sin ánimo de lucro tiene tres pilares: reciclaje, agricultura urbana agroecológica y charlas educativas. También realiza recorridos ambientales por los humedales que rodean el barrio: El Burro y Techo.

La paquera del grupo

Aunque Paula Sánchez vive desde hace una década en Valladolid, un barrio que colinda con Monterrey, no había conocido al grupo comunitario que logró darle vida a una huerta en un antiguo botadero de escombros.

“Llevo muchos años liderando proyectos, procesos y actividades relacionadas con pacas digestoras en la localidad de Kennedy, pero lamentablemente no había escuchado sobre el trabajo liderado por Gladys”.

El destino empezó a unirlas hace aproximadamente cuatro años, cuando a Paula le picó el bicho de la agricultura urbana y sembró varias plantas en un cajón que puso en un pequeño solar de su casa.

“Los cultivos no se dieron y por eso me comuniqué con el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) para que me ayudara. Una profesional me visitó y contó de la huerta Monterrey y su grupo comunitario”.

Paula quedó perpleja cuando se enteró que a pocos metros de su casa había una huerta comunitaria muy antigua. “Inmediatamente me contacté con Gladys y cuando visité la huerta me enamoré profundamente del proceso y las personas que participan”.

En el primer encuentro, la joven administradora de empresas con corazón verde le propuso a Gladys hacer pacas digestoras en la huerta Monterrey y ser parte de una red de procesos paqueros en la localidad de Kennedy.

“Desde hace varios años trabajo con pacas digestoras en Villa Castilla, otro barrio de Kennedy. Allí llevé al grupo comunitario de Monterrey para que conocieran la iniciativa de las pacas y accedieron a montar varias en la huerta; pero para eso necesitábamos recursos económicos”.

La joven comenzó a buscar alternativas y convocatorias comunitarias en la localidad. El que más le llamó la atención fue con la Secretaría de Integración Social que consistía en participar en una serie de cursos virtuales sobre reciclaje y agricultura urbana.

El grupo comunitario participó en los cursos y con esos conocimientos le dieron vida al proyecto ‘Tejido social en la huerta Monterrey’, que giró en torno a la transformación de los residuos orgánicos. 

“Con el proyecto nos ganamos unos recursos económicos y así pudimos comprar baldes, carpas, mesas y sillas. Capacitamos a varios vecinos del barrio sobre reciclaje de residuos orgánicos y ellos nos llevaron las cáscaras de verduras, frutas y cunchos de café”.

Con ese material, Paula lideró el montaje de cuatro pacas digestoras en la huerta Monterrey, sitios donde se está generando un nuevo suelo para enriquecer el terruño agroecológico.

Con las carpas, mesas y sillas que compraron, el grupo organiza ferias locales para promocionar los productos de la huerta. Por ejemplo, Gladys lleva sus pomadas y Virginia el abono orgánico que hace con su criadero de conejos.

“En esas ferias también llevo bolsos, faroles, lámparas, flores, arreglos, manillas y lámparas que tejo con residuos sólidos como el plástico”, apuntó Gladys.

Paula se convirtió en la participante más joven de la fundación Monterrey Ecohídrico, un grupo comunitario de Kennedy que le está apostando al tema del reciclaje y las pacas digestoras en la localidad.

“Hemos apoyado huertas como Laureles en Bosa y Doña Fidelia en Lagos de Castilla. Además de fortalecer los cultivos, les ayudamos con el montaje de las pacas digestoras y a crear programas de reciclaje”, apuntó la joven parquera.

Monterrey también hace parte de Tahuasuca, una iniciativa que busca promover el fortalecimiento de los tejidos comunitarios inclusivos entre diversos nodos ambientales y culturales de la UPZ 46 Castilla, en la localidad de Kennedy.

“Hacemos encuentros durante todo el mes en varias de las huertas del territorio, donde llevamos grupos culturales y musicales y la comunidad vende sus productos agroecológicos. Nuestro objetivo es trabajar en red por el bienestar de la ciudadanía”, expresó Gladys.

Uno de los logros más recientes en la huerta Monterrey fue el cerramiento de la zona de pacas utilizando guadua, proyecto que contó con la ayuda de otros huerteros y estudiantes de la Universidad Uniminuto.

Como la huerta Monterrey hace parte de la ruta agroecológica de la localidad de Kennedy, iniciativa del Jardín Botánico que busca fomentar el turismo en estos sitios de la ciudad, varios ciudadanos han conocido los procesos adelantados por el grupo comunitario.

Paula, Gladys y los demás miembros de la fundación Monterrey Ecohídrico han forjado lazos de amistad con otros huerteros de Bogotá como Elena Villamil, quien en su huerta casera en la localidad de Santa Fe lidera varios proyectos para hacer suelo con los residuos orgánicos.

“También participé en el diplomado de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, donde aprendimos muchas cosas para fortalecer los procesos que hacemos en la huerta Monterrey”, concluyó Paula.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá