• Marleny Ariza, una santandereana de 48 años, lidera a los 16 miembros del colectivo La Maleza, jóvenes de la localidad de Bosa dedicados a la agricultura urbana y el trabajo social y ambiental.
  • Con el apoyo de la Biblioteca Pública de Bosa, este grupo logró montar la huerta comunitaria Tahuasuca Amaru Sua, la cual acabó con la venta de drogas, delincuencia y basuras en un predio del barrio El Recreo.
  • Esta madre, experta en coser arneses y una de las ‘Mujeres que reverdecen’ vinculadas voluntariamente al Jardín Botánico, creó su propio emprendimiento de jabones y aceites medicinales.
Huertas de Bosa

Marleny Ariza está comprometida con sembrar la semilla de la agricultura urbana en Bosa.

Los habitantes del barrio El Recreo en la localidad de Bosa poco se atrevían a caminar o sacar a sus mascotas por las áreas verdes aledañas al canal Tintal III, una estructura de cemento donde fluye un hilo de agua grisáceo.

Los fuertes olores generados por los vertimientos que recoge este canal no eran la razón de la baja presencia de los vecinos por la zona, sino el consumo y venta de vicios y la delincuencia que causaban pánico general en toda la comunidad.

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Marleny Ariza Duarte, una santandereana de 48 años, sentía un pavor desbordado al transitar por este sitio. Sus dos hijos varones, Byron David y Damián, y su esposo Juan Pablo Real, compartían ese sentimiento de miedo y zozobra.

Huertas de Bosa

Los habitantes del barrio El Recreo no se atrevían a transitar por las zonas aledañas al canal Tintal III.

“Entre el canal y un conjunto residencial funcionaba una olla de drogas y robaban demasiado. Había mucha basura y escombros y varios vecinos aseguraban que allí pasaron muchas cosas malas”.

Hace aproximadamente dos años, Marleny vio a un grupo de personas de la Biblioteca Pública de Bosa en la zona retirando la maleza y basuras a punta de azadones, picos, palas y otras herramientas, un cuadro que le llamó bastante la atención.

“Me acerqué para averiguar el motivo de la limpieza. Su respuesta me dejó maravillada: querían recuperar el espacio público a través del montaje de una huerta comunitaria, la cual estaría llena de hortalizas, frutales y plantas medicinales”.

Huertas de Bosa

Marleny se metió de lleno en el montaje de la huerta comunitaria del barrio El Recreo.

La santandereana, que vivió toda su infancia en los cultivos del municipio de Vélez, no lo pensó dos veces para participar en la transformación de la zona y convocó a 20 de sus amigos, la mayoría jóvenes, con los que había conformado el colectivo La Maleza.

“El objetivo del colectivo era realizar procesos de educación ambiental en la localidad, por lo cual el trabajo en la huerta comunitaria era perfecto. Nos metimos de lleno en la limpieza del área, donde encontramos armas y drogas ocultas entre la maleza; lo hacían para evitar los castigos de las autoridades”.

Apropiación comunitaria

El colectivo La Maleza, liderado por Marleny, y las personas de la biblioteca, cerraron el predio de 200 metros cuadrados con mallas, cuerdas y palos de escoba. Escogieron los días domingos para darle forma a la huerta y la llamaron Tahuasuca Amaru Sua.

“El primer paso fue hacer la tierra para poder sembrar. Hicimos una compostera, un lombricultivo y varias pacas digestoras, las cuales nutrimos con los residuos orgánicos que salían de las cocinas de nuestras casas”.

Huertas de Bosa

La huerta Tahuasuca Amaru Sua puso fin a la venda de drogas, basuras y delincuencia.

Con sus propios recursos, los participantes fueron comprando poco a poco semillas y plántulas de hortalizas, frutales y plantas medicinales, las cuales obtenían de sitios como el Cabildo Muisca de Bosa. “Al ver nuestro trabajo en la huerta, los vecinos del barrio decidieron ayudar, como abuelitos, niños, jóvenes y estudiantes de colegios”.

La huerta Tahuasuca Amaru Sua comenzó a reverdecer con cultivos libres de químicos como calabaza, lechuga, brócoli, pepino, kale, frijol, haba, remolacha, papa, lulo, tabaco y una explosión de plantas medicinales.

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La zona, antes agobiada por las drogas, la delincuencia y las basuras, tuvo un cambio extremo. “Recuperamos este espacio público y la comunidad ya no siente miedo de salir a caminar por ahí. La delincuencia desapareció e incluso las personas que fuman vicio han manifestado su interés de participar en la huerta”.

Huertas de Bosa

El pepino es uno de los cultivos más representativos de esta huerta comunitaria.

Todo lo que se cosecha en la huerta es para consumo de los miembros del colectivo o las personas que han trabajado. Además, una vez al mes, la biblioteca realiza una olla comunitaria con las hortalizas y plantas que hay en este terruño con manejo agroecológico.

“Más allá de sembrar y cosechar, el espíritu de esta huerta es la educación ambiental. Por eso, a todo el que llega a ayudarnos le enseñamos temas como el reciclaje, el compostaje, la agricultura urbana y las pacas digestoras».

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Según Marleny, en los dos años que lleva Tahuasuca Amaru Sua han participado más de 50 personas, la mayoría habitantes del barrio El Recreo. “Actualmente, el colectivo cuenta con 16 miembros, entre los que están mis dos hijos y esposo. Aunque el día fijo de trabajo es el domingo, a veces venimos entre semana porque siempre hay cosas para hacer”.

La comunidad está muy satisfecha con las actividades que se realizan en la huerta e incluso varios ciudadanos colaboran para hacer los abonos. “Pusimos un cajón para que la gente deje los residuos orgánicos de las casas. Aunque a veces nos dejan plásticos y vidrios, poco a poco los concientizamos y en algunas ocasiones deciden trabajar en la huerta”.

Huertas de Bosa

Esta huerta comunitaria se convirtió en un sitio de encuentro para los habitantes del barrio El Recreo.

Sigue reverdeciendo

Desde hace 14 años, Marleny está dedicada a elaborar arneses para fumigadoras, bolsas para los cultivos de flores y material quirúrgico, productos que realiza en dos máquinas de coser que tiene en su casa de tres pisos, ubicada en el conjunto Tekoa 1.

“Antes de la huerta y el colectivo La Maleza casi no salía de la casa porque me la pasaba cosiendo, tanto así que algunos días me la pasaba sentada dándole a las máquinas desde las seis de la mañana hasta las 11 de la noche”.

Aunque durante los meses más críticos de la pandemia del coronavirus siguió trabajando en las actividades de la huerta, esta santandereana se sentía algo asfixiada por el encierro y anhelaba encontrar una nueva actividad donde pudiera respirar aire fresco.

Huertas de Bosa

Las cosechas de la huerta son repartidas entre las personas que siembran y la cuidan.

El octubre del año pasado encontró la oportunidad ideal para su cambio de vida, cuando en un grupo de huerteros de Facebook vio una publicación sobre el programa ‘Mujeres que reverdecen’ de la Alcaldía de Bogotá, el cual estaba buscando ciudadanas para fortalecer huertas, jardines y el arbolado público.

“Ingresé en el link y me inscribí. Les compartí la información a muchas amigas, en especial a un grupo de abuelas que tiene una huerta en Bosa. A los pocos días nos llamaron a todas del Jardín Botánico de Bogotá (JBB) para informarnos que habíamos sido seleccionadas”.

Marleny ingresó al grupo de 50 ‘Mujeres que reverdecen’ del barrio El Recreo en Bosa, donde reforzó sus conocimientos sobre agricultura urbana y aprendió nuevas temáticas, como plantación de árboles y diseño de las jardineras.

Huertas de Bosa

Marleny también tiene su propia huerta casera, ubicada en la terraza de su casa.

“Como ya llevaba varios años con la huerta Tahuasuca Amaru Sua, le dije a la profe Sara Sofía Reyes del JBB que las ‘Mujeres que reverdecen’, tanto las del turno de la mañana como la tarde, podíamos hacer nuestras prácticas en este sitio y así ayudar con el mantenimiento”.

Uno de los objetivos de este programa era que las mujeres crearan sus propios emprendimientos ambientales con los conocimientos ambientales adquiridos. Marleny y tres compañeras, Tania Ávila, Nury y Blanca, escogieron hacer jabones y aceites con las plantas medicinales de la huerta.

“En una zona de la huerta hicimos un espiral con muchas plantas aromáticas y medicinales, de donde sacamos la materia prima para hacer los jabones y aceites. Este emprendimiento, llamado Amagus ancestral, nos tiene muy contentas porque ya hemos vendido nuestros productos en varias ferias de la localidad de Bosa”.

Huertas de Bosa

En este espiral, Marleny siembra las plantas medicinales para hacer sus jabones y aceites naturales.

Hugo Castro, ingeniero del Jardín Botánico, ha encontrado en esta santandereana una mano amiga para fortalecer las huertas de Bosa. “Le ayudo a conseguir las personas que quieren montar sus huertas caseras y el ingeniero les da insumos, tierra, plántulas y semillas”.

En los seis meses que duró la primera fase del programa ‘Mujeres que reverdecen’, Marleny asegura que tuvo muchos cambios a nivel físico, mental y hasta espiritual. “Este trabajo ambiental me mantuvo activa y además conocí personas maravillosas que se convirtieron en amigas para toda la vida. Este programa me llenó de energía y más ganas de salir adelante con la huerta”.

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Como Tahuasuca Amaru Sua no está ubicada en un predio privado, los 12 miembros del colectivo La Maleza ya enviaron toda la documentación requerida por el protocolo de huertas urbanas y perirubanas en espacio público.

“Yo quedé como representante del grupo, ya que soy como la matrona del colectivo. Estamos esperando la respuesta de la entidad administradora del espacio público para seguir con nuestra actividad de agricultura urbana y agroecológica”.

Huertas de Bosa

Juan Pablo Real, su esposo, también hace parte del colectivo que mantiene viva la huerta.

Educación ambiental

El colectivo La Maleza no se conformó con reverdecer la huerta Tahuasuca Amaru Sua. Este año le dieron vida a un Proyecto Ciudadano de Educación Ambiental (PROCEDA) enfocado principalmente en el compostaje y la creación de pacas digestoras.

“Le pasamos el proyecto a la Alcaldía Local de Bosa y fue aprobado. El objetivo es realizar muchos talleres para que la comunidad aprenda a reciclar y hacer compostaje, un proyecto en el que está involucrada la huerta”.

Los miembros del colectivo se reúnen semanalmente en la casa de Marleny para organizar los talleres sobre bolsas negras, disposición de desechos, cuerdas sostenibles, compostaje para dummies, fungicidas, alcoholes herbales, reutilización del plástico, cine foro, no tirar las colillas de cigarrillo y saberes campesinos ancestrales.

Huertas de Bosa

En su casa, Marleny anota todas las actividades que hace el colectivo La Maleza.

“Sumado a esto, también decidí montar mi propia huerta en la terraza de mi casa, donde tengo muchas hortalizas, plantas medicinales y cientos de suculentas sembradas en botellas y materas; allí tengo una pequeña compostera y un lombricultivo”.

Los años que lleva como agricultora urbana de Bosa le han servido para reencontrarse con sus raíces campesinas. “Nací en Vélez, municipio de Santander donde viví hasta los 11 años y tuve el privilegio de aprender a sembrar. Volver a mis raíces en la huerta es un regalo que espero continuar por el resto de mi vida”.

Huertas de Bosa

Las cosechas de esta huerta comunitaria son bastante numerosas.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá