- Nancy Ramírez, una huilense, madre de dos hijos y habitante de la localidad de Rafael Uribe Uribe, cumplió el sueño de tener su propia huerta casera.
- Profesionales del Jardín Botánico de Bogotá (JBB) le brindaron asesoría técnica e insumos para montar un terruño agroecológico en el patio de su casa, ubicada en el barrio Quiroga.
- Esta fue una de las 120 huertas familiares y comunitarias que fueron fortalecidas a través de un convenio entre el JBB y la Alcaldía Local de Rafael Uribe Uribe.
Rafael Uribe Uribe, una localidad del sur de Bogotá conformada por 1.344 hectáreas, huele a campo. Varios de sus habitantes provienen de tierras campesinas y por eso montaron huertas en sus casas o en áreas comunes de los barrios.
La agricultura urbana, práctica que permite sembrar de una manera agroecológica en espacios pequeños como patios y terrazas, galopa con fuerza por este territorio bautizado con el nombre y apellido de un político liberal que participó en la Guerra de los Mil Días.
Ese potencial fue lo que llevó al Jardín Botánico de Bogotá (JBB) y la Alcaldía Local de Rafael Uribe Uribe a suscribir un convenio a finales del 2020. El objetivo era fortalecer 100 huertas familiares y 20 comunitarias en la localidad.
“También logramos capacitar a más de 400 personas a través de nuestros cursos básicos y especializados de agricultura urbana”, dijo Alma Melo, técnica del JBB encargada de la agricultura urbana en Rafael Uribe Uribe.
Según la experta, muchas de las huertas fueron creadas desde cero. “Uno de los principales resultados de este convenio fue consolidar nuevos huerteros en la localidad, personas que están muy comprometidas con seguir con la agricultura urbana”.
Nancy Ramírez, una huilense y madre de dos hijos, fue una de las habitantes de la Rafael Uribe Uribe que se benefició con esta unión. Aprendió de agricultura urbana en el curso básico del JBB y con esos conocimientos pudo montar su huerta casera.
“Nací en Garzón (Huila) pero en mi niñez y adolescencia nunca supe lo que fue sembrar una mata. Sin embargo, soñaba con tener una huerta pequeña en mi casa para poder contar con los alimentos básicos, como cilantro para las sopas y lechugas para las ensaladas”.
Luego del curso básico de agricultura urbana, Alma Melo visitó la casa de dos pisos de Nancy, ubicada alrededor de un parque con varios urapanes centenarios en el barrio Quiroga. La técnica evidenció que el patio era ideal para el montaje de la huerta casera.
“El sitio tiene suficiente luz para poder sembrar ciertos cultivos, como cilantro, ajo, cebolla, lechuga, repollo y zanahoria. El único inconveniente es que el patio es demasiado húmedo, por lo cual le di varias recomendaciones”, dijo la experta.
Nancy tenía varios ladrillos que la familia no pensaba utilizar. Melo le dijo a la futura huertera que utilizara ese material para ubicar encima los cajones con tierra donde iba a sembrar.
“Una señora del barrio me regaló dos cajones de madera que puse sobre montículos de varios ladrillos para que la humedad no afecte los cultivos. Luego le pagué a un maestro para que hiciera el tercer cajón del mismo tamaño que los otros”.
El JBB le suministró tierra abonada y varias semillas y plántulas para el montaje de la huerta. Nancy la llamó Fierro, su apellido materno. “Todos los días cuido las plantas que salen de la tierra abonada de mi huerta; quiero que sea muy próspera”.
Esta huilense tiene compañía mientras riega o aparca la tierra de los cajones: Dara y Neón, dos perros pincher diminutos y bulliciosos. “Ellos no afectan los cultivos y son muy juiciosos cuando no hay gente extraña en la casa”.
La familia de Nancy le ha ayudado con el mantenimiento de la huerta Fierro. “Mi esposo, Miguel Henao, me ayudó con el montaje de los cajones sobre los ladrillos y mis dos hijos sembraron una que otra semilla”.
Antes de la huerta, el patio de la casa ya lucía verde con varias plantas ornamentales. “Llevo varios años plantando en 30 materas y ocho botellas de plástico que colgué en una de las paredes del patio”.
Esta madre de dos hijos seguirá cuidando la huerta y brindándole amor a los cultivos. “Con todo lo que me enseñó el JBB me convertí en huertera. Mi huerta Fierro es un terruño con raíces huilenses”.
Aprender para huertear
Según Melo, el curso básico de agricultura urbana que brinda el Jardín Botánico es el primer paso para convertirse en huertero o huertera.
“El barrio Quiroga es uno de los más comprometidos con la agricultura urbana. Durante el convenio con la Alcaldía Local realizamos tres cursos básicos y 13 ciudadanos decidieron montar su propia huerta”.
Martha León, una líder comunitaria de este barrio, fue la encargada de convocar a la ciudadanía para que participara en estos cursos. “Lo hace a través del voz a voz y siempre llegan muchas personas”.
Luego de los cursos el JBB visita las casas de las personas que están interesadas en montar la huerta para realizar una asistencia técnica. “Analizamos aspectos como el espacio y las condiciones de luz y humedad”.
Para que los ciudadanos le den vida a las huertas caseras, el Jardín Botánico les suministra insumos como tierra, semillas y plántulas. “Cuando la huerta queda lista no dejamos solos a los agricultores. Realizamos un seguimiento constante para que logren cosechas”.
Quiero unirme a uerteros me parece muy importante