- Entre el 2 y 5 de junio, la capital del país realizó dos eventos que tuvieron al campo y la agricultura urbana como protagonistas: el gran mercado campesino de la Plaza de Bolívar y el tradicional mercado campesino agroecológico del Jardín Botánico.
- Varios agricultores urbanos de Bogotá hicieron presencia en ambos sitios, donde tuvieron la oportunidad de comercializar las hortalizas, plantas medicinales y productos transformados de sus huertas.
Desde su construcción en el año de 1539, la emblemática Plaza de Bolívar de Bogotá, ubicada en el corazón del centro histórico de la capital, ha sido un punto de encuentro para los campesinos de diversas partes del país.
Según las crónicas de antaño, cuando el lugar estaba rodeado por casas coloniales, la llamada Plaza Mayor funcionaba como sede de un mercado, donde los campesinos vendían todos los productos del campo colombiano.
Los más de 13.900 metros cuadrados que conforman la plaza también fueron testigos del Grito de Independencia del 20 de julio de 1810, y años después fue denominada como la Plaza de la Constitución.
El nombre que está aferrado en la memoria de todos los colombianos fue producto de la instalación de la icónica estatua de bronce del libertador Simón Bolívar en 1846, ubicada en todo el centro de la plaza.
Aunque en 1861 el tradicional mercado llegó a su fin en la plaza, al igual que otras actividades como las fiestas de toros, los campesinos siguieron visitando la zona para comercializar sus productos.
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En 2004, la Alcaldía de Bogotá decidió destinar dos días del mes de junio para que la comunidad campesina de la región pudiera vender sus hortalizas, frutas y productos transformados en la Plaza de Bolívar, evento conocido como el gran mercado campesino.
Con el paso de los años, esta iniciativa liderada por la Secretaría de Desarrollo Económico se convirtió en la cita anual con el campo en la capital, hasta que la pandemia del coronavirus impidió realizar la actividad en 2020 y 2021.
Los dos años de ausencia del gran mercado campesino debido a los estragos del covid-19 llegaron a su fin la semana pasada, exactamente el jueves 2 y viernes 3 de junio, un evento que coincidió con el Día del Campesino.
Ventana para la agricultura urbana
Durante la noche del miércoles 1 de junio, los turistas que transitaban por los alrededores de la Plaza de Bolívar presenciaron cómo cientos de trabajadores de la Alcaldía de Bogotá encerraban el lugar para instalar decenas de carpas blancas y una monumental tarima repleta de luces.
Algunos pensaron que se trataba del montaje de un concierto musical, una suposición que llegó a su fin cuando vieron varios pendones azules de gran porte que cubrían parte del Palacio de Liévano, donde funciona la Alcaldía.
La publicidad decía: “Mercados campesinos 2 y 3 de junio, gracias por ofrecernos la mejor cosecha” y contaba con un logo conformado por algunas de las hortalizas que se siembran en el campo colombiano.
Hacia las seis de la mañana del jueves 2 de junio, 420 productores campesinos de Bogotá, Tolima, Huila, Meta, Cundinamarca y Boyacá se apoderaron de la Plaza de Bolívar para descargar sus hortalizas, tubérculos, frutas y productos procesados típicos.
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Juan Calderón, un habitante de la localidad de Engativá graduado como químico en la Universidad Nacional, llegó con varias cajas repletas de jaleas cien por ciento naturales, las cuales elabora con los frutales de las huertas urbanas, como fresas, moras y feijoas.
“Estoy muy contento por regresar a este gran mercado campesino. A todos los visitantes les daré a probar mis jaleas naturales libres de azúcar; el dulce lo da la fructosa de la fruta en su máximo estado de maduración”.
A Juan le asignaron una mesa dentro de la carpa del Jardín Botánico de Bogotá (JBB), la cual contaba con varias hortalizas y plantas medicinales sembradas en contenedores como tubulares, materas, baldes y cajones de madera.
A las 9 de la mañana, cuando la Plaza de Bolívar abrió sus puertas para recibir a los turistas y trabajadores de la zona, Juan comenzó a vender sus jaleas. “Traje más de 80 jaleas naturales. A los pocos minutos que empezó el mercado campesino ya había vendido cinco”.
A su lado estaban algunas de las ‘Mujeres que reverdecen’ que estuvieron vinculadas voluntariamente al Jardín Botánico desde octubre del año pasado, quienes montaron una huerta urbana en el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) Lourdes, ubicado en la localidad de Santa Fe.
Reina Auyabán, una mujer que nació hace 63 años en Cachipay, lideraba a sus otras cuatro compañeras para organizar vistosamente las hortalizas que cosecharon en esta huerta, la cual fue elaborada con las manos de 46 mujeres de las localidades del centro de la ciudad.
“Como nosotras hicimos esa huerta, las directivas del CDC nos dejan ingresar a la zona para sembrar y cosechar. Estamos muy contentas por poder participar en este gran mercado campesino, un evento tradicional en la ciudad al que esperamos asistir todos los años”.
Aminta Buendía, otra de las ‘Mujeres que reverdecen’ que vive en el barrio El Consuelo, aseguró que los productos de la huerta se venden muy bien porque tienen un manejo agroecológico, es decir que son saludables.
“En la huerta del CDC de Lourdes no aplicamos ningún químico. Esa fue una de las lecciones que aprendimos durante la primera fase del programa con el JBB, la cual duró seis meses y nos permitió convertirnos en huerteras”.
Más huerteros de Bogotá
Según Luis Carlos Hernández, profesional del Jardín Botánico que se encarga de liderar el mercado campesino agroecológico de la entidad, el encuentro con el campo en la Plaza de Bolívar le abrió sus puertas a varios agricultores urbanos de la ciudad.
“Con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Económico, logramos que les dieran carpas a siete agricultores urbanos que reciben asesoría e insumos del JBB. Todos quedaron muy contentos porque este es un evento masivo donde pueden hacer contactos y vender más productos”.
Andrea Moya, una ingeniera agrónoma que trabaja en el parque temático Chaquén, un proyecto de la Subred Sur ubicado en la localidad de Sumapaz, estaba acompañada por varios campesinos que siembran y cosechan algunas de las variedades de papas nativas del país.
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“Llevamos muchos años participando en el mercado campesino de la Plaza de Bolívar, un evento que nos permite mostrar algunas de las papas nativas que cultivaban nuestros antepasados y las cuales son sembradas de una manera agroecológica”, dijo la coordinadora temática del parque Chaquén.
José Micán, un campesino que cultiva papa nativa desde hace ocho meses en un predio que tiene en el corregimiento de Nazareth, fue el encargado de vender los productos. “Trajimos algunas variedades de este tubérculo, como la papa corneto. Los ciudadanos quedaron sorprendidos con la forma y color de esta papa”.
Joaquín Ramírez, un bogotano que lleva dos años sembrando y cosechando con cerca de 20 mujeres de la tercera edad en la huerta Fábrica de Loza, ubicada en la localidad de Santa Fe, llevó hortalizas, plantas medicinales y frutales al mercado de la Plaza de Bolívar.
“Es la primera vez que comercializamos los productos de la huerta en una feria. La asistencia a este mercado campesino fue masiva y logramos vender todo lo que trajimos, alimentos que no tienen ningún químico”.
La huerta Fábrica de Loza, ubicada dentro del predio donde fueron construidos los 32 lavaderos de ropa fundados por Jorge Eliécer Gaitán en 1936, hace parte de la segunda ruta de huertas agroecológicas de Bogotá, llamada ‘De vuelta a la tierra’, un proyecto liderado por el JBB.
“El ideal de esta ruta es que los turistas nacionales e internacionales nos visiten y conozcan la historia de los lavaderos y la huerta; esta última fue creada hace 18 años por el trabajo comunitario de Luis Alberto Tovar, Marina Caballero, Juan Avendaño y Euclides Rojas, líderes sociales del barrio Fábrica de Loza”.
Guillermo Montoya, uno de los huerteros urbanos más antiguos de Bogotá, asistió al mercado campesino de la Plaza de Bolívar con Jefferson, un joven con discapacidad auditiva que lo ayuda a sembrar en las huertas hidropónicas de la Plaza de los Artesanos.
“Para este gran mercado campesino trajimos varias de las lechugas que sembramos en estas huertas, además de los antipastos, ceviches, patés y hamburguesas que hago con hongos como orellana, shiitake, portobello, melena de león y reishi”.
No es la primera vez que Guillermo vende sus productos en la Plaza de Bolívar. “He participado en varios de los mercados campesinos de este tradicional sitio, donde la gente sale maravillada con mis antipastos y ceviches. Muchas personas ignoran que con los hongos se pueden preparar platos deliciosos”.
Además de servir como ventana para que los huerteros urbanos de Bogotá puedan mostrar sus productos agroecológicos, el gran mercado campesino de la Plaza de Bolívar permitió que nuevas personas se subieran al bus de la agricultura urbana.
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“Luego de recibir asesoría por parte de los profesionales del JBB, más de 60 personas manifestaron su interés de montar huertas en sus casas. A todas les tomamos los datos y muy pronto vamos a visitar sus hogares para construir las huertas”, dijo Hernández.
Aunque las últimas horas del gran mercado campesino estuvieron pasadas por agua, los 420 productores salieron de la Plaza de Bolívar con una expresiva sonrisa en el rostro. Y no era para menos, ya que lograron vender la mayoría de su mercancía con aroma a campo.
Además de las hortalizas y plantas de las huertas capitalinas, este evento se vistió con los colores de los yogures, quesos, arequipes, habas, almojábanas, cocadas, café, masato, arepas, huevos, maní y artesanías.
“Gracias a los mercados campesinos hemos logrado que los productores del campo de Bogotá y la región central reciban un 35% más de ingresos. La verdadera paz es que nuestros campesinos y campesinas tengan una vida digna”, indicó la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.
Mercado agroecológico
Finalizado el gran mercado campesino, la Plaza de Bolívar se preparó para recibir a los amantes de la salsa. Esa era la razón de la instalación de la enorme tarima repleta de luces, bafles y pantallas gigantes.
Mientras los salseros asistieron de una manera masiva el sábado 4 y domingo 5 de junio a la plaza para bailar y cantar en ‘Salsa al Parque’, los ciudadanos interesados en la alimentación saludable acudieron a la plazoleta de ingreso del Jardín Botánico.
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En este lugar, como ya es tradicional, se llevó a cabo la onceava versión del mercado campesino agroecológico ‘Bogotá es mi Huerta’, una iniciativa liderada por el JBB y que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Económico.
17 agricultores urbanos de distintas localidades de Bogotá ofrecieron sus productos con manejo agroecológico durante el pasado fin de semana, dos días que, a pesar de estar pasados por la lluvia, tuvieron una buena asistencia ciudadana.
Juan Calderón, que ahora es conocido como el señor de las jaleas naturales, también asistió al mercado campesino agroecológico del JBB. “Estuve en la Plaza de Bolívar y en el JBB, es decir que vendí mis jaleas durante cuatro días. En ambos eventos me fue muy bien e hice varios contactos para comercializar más mis productos”.
Lolita Salazar, que lleva décadas sembrando en la huerta de su casa, ubicada en el barrio La Victoria de la localidad de San Cristóbal, llevó muchas plantas medicinales y sus tradicionales chimichurris y pestos.
“Soy una de las huertas de la ciudad que más participó en los mercados del JBB. La gente que nos visita sabe que se va a llevar productos saludables porque están libres de químicos. El primer fin de semana de cada mes tenemos una cita con el campo y la alimentación sana”.
Los ciudadanos encontraron una gran variedad de productos de las huertas, como las semillas de amaranto y quinua que Saulo Benavides cosecha en la huerta ASOGRANG de Ciudad Bolívar; y la explosión de hortalizas de la huerta de Martha Orobajó en Bosa.
Alexandra Arias llevó parte de la cosecha que sacó con su mamá María Isabel Orjuela en la huerta que tienen hace cinco años en la localidad de Suba, llamada Micaela. Por su parte, Otilia Sanabria participó con el polen, miel y propóleo que saca de un apiario en Usme.
Los huerteros de Bogotá no fueron los únicos protagonistas del mercado campesino del JBB. La onceava versión de este contó con seis emprendimientos ambientales de las ‘Mujeres que reverdece’ que estuvieron vinculadas a la entidad.
Blanca Cruz y Carmen Murilla, quienes ayudaron a reverdecer varias huertas, jardines y parques de la localidad de Suba, presentaron los jabones que elaboran con el aceite usado de cocina, un emprendimiento que deja una profunda huella ambiental.
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“Nuestro emprendimiento se llama ‘El verde de la hoja’. Estos jabones son muy buenos para sacarles brillo a las ollas y además estamos evitando que el aceite usado de cocina llegue a contaminar nuestros ríos”.
Estas dos ‘Mujeres que reverdecen’ elaboran los jabones en sus casas. “Los vecinos nos entregan el aceite de cocina usado y nosotras nos encargamos de hacer los jabones. Por ahora los estamos comercializando con nuestros conocidos, pero esperamos crear redes sociales”.
La cita mensual con el campo también contó con la presencia de 12 productores apoyados por la Secretaría de Desarrollo Económico y cuatro emprendedores de la capital, quienes lograron vender la mayoría de sus productos.
“Aunque el aguacero del sábado estuvo muy fuerte, el agua no nos aguó la fiesta. A pesar del clima, la ciudadanía nos visitó para comprar nuestros productos y en general nos fue muy bien. Así siempre nos pasa en este mercado tan hermoso”, concluyó Lolita.