• Una de las zonas más concurridas del centro de Bogotá se vistió de fiesta con la alegría, entusiasmo y amabilidad de más de 300 ‘Mujeres que reverdecen’ del Jardín Botánico.
  • En una feria navideña realizada en la Avenida Jiménez con carrera 10, estas ciudadanas presentaron los 94 emprendimientos que crearon durante este programa social y ambiental de la Alcaldía de Bogotá.
  • Vinagretas, aceites, pomadas, mermeladas, postres, tortas, arepas, pasteles, chocolates, jabones y champús, fueron tan solo unos de los productos que deleitaron a los transeúntes, algunos elaborados con las plantas de las huertas.
Mujeres que reverdecen

Las ‘Mujeres que reverdecen’ del Jardín Botánico se tomaron el centro de la ciudad.

Soley Durán, una morena nacida hace 42 años en el municipio de Buenaventura, madrugó más de lo normal. Cuando la alarma de su celular sonó a las tres de la mañana, abrió sus ojos expresivos de color negro e inmediatamente se dirigió hacia la cocina para terminar de preparar un producto que la tiene bastante motivada.

El cilantro, perejil, ajo, menta, cidrón, uchuva, amaranto y quinua son algunas de las plantas protagonistas de su emprendimiento ambiental de vinagretas cien por ciento naturales, materia prima que obtiene de varias huertas urbanas del sur de la ciudad.

Con la luna aún presente en el oscuro cielo capitalino, la bonaverense envasó las vinagretas en 80 frascos de vidrio y les pegó las etiquetas de su negocio, llamado Sol. Se bañó en menos de 15 minutos y luego le preparó el desayuno a Santiago, el menor de sus cuatro hijos.

Mujeres que reverdecen

Soley Durán fue una de las ‘Mujeres que reverdecen’ que participaron en la gran feria navideña del centro de la ciudad.

Organizó los productos en un carro de mercado de tela y alistó un pendón que plasma la información del emprendimiento que creó hace menos de un año. A las siete de la mañana salió de su apartamento, ubicado en el barrio Jerusalén de la localidad de Ciudad Bolívar.

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“Corrí como loca porque no quería llegar tarde a la gran feria navideña del centro de la ciudad de las ‘Mujeres que reverdecen’, un programa maravilloso al que estoy vinculada voluntariamente desde octubre del año pasado con el Jardín Botánico de Bogotá (JBB)”.

La cita era en la Avenida Jiménez con carrera 10, una de las zonas más transitadas y concurridas del corazón de la capital debido a su cercanía con San Victorino. Soley llegó con su carrito a las 8:30 de la mañana y en seguida quedó sorprendida con la logística del evento.

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La gran feria navideña del centro de Bogotá contó con 94 emprendimientos de las ‘Mujeres que reverdecen’.

“Había 19 carpas, más de 100 mesas y una cantidad enorme de sillas plásticas que no alcancé a contar. Todo estaba organizado al frente de Neos Centro, un centro comercial bastante moderno de seis pisos con una pantalla enorme en su fachada”.

Cuando las manecillas del reloj marcaron las nueve de la mañana, la esquina de la Avenida Jiménez con carrera décima se convirtió en una fiesta femenina con la presencia de más de 300 ‘Mujeres que reverdecen’ que están vinculadas voluntariamente al JBB.

“En esta feria navideña presentamos 94 emprendimientos que creamos con la ayuda de los profesores del Jardín Botánico. Como sé que todo entra por los ojos, organicé muy bien mis vinagretas y decoré la mesa con varias hojas y pétalos”, dijo Soley.

La vallecaucana no demoró mucho en vender su primera vinagreta. “Bajé bandera muy rápido. Luego de probar el sabor de una vinagreta de ajo, un señor encorbatado me compró el primer frasco; desde ahí supe que me iba a ir muy bien y por eso no perdí la sonrisa durante todo el día”.

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Soley utiliza algunas de las plantas de las huertas para preparar sus vinagretas naturales.

Botica de emprendimientos

Las vinagretas de Soley, productos que ha mostrado con éxito en otros eventos como los Mercados Campesinos Agroecológicos del Jardín Botánico, fueron tan solo una pequeña muestra de la gran feria navideña de las ‘Mujeres que reverdecen’.

Postres, aceites, pomadas, velas, dulces, jabones, champús, tortas, chocolates, pasteles, arepas, mantecadas, suculentas, terrarios, abonos, manualidades, jaleas, encurtidos y chimichurris, hicieron parte de los 94 emprendimientos de estas ciudadanas luchadoras y guerreras.

La feria navideña del centro de la capital parecía una botica, establecimiento de antaño donde se preparaban una gran cantidad medicamentos de forma artesanal y todos se vendían como arroz. Pero en esta ocasión los productos eran más variados y todos creados por mujeres.

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Estas mujeres del Pacífico y Caribe colombiano elaboran pomadas y aceites naturales.

María Elsy Rivas, Dannis Sequeira y Alejandra Vivas llevaron los aceites, pomadas y jabones naturales que elaboran con las plantas que siembran y cosechan en la huerta del Centro de Encuentro para las Víctimas del Conflicto Armado de la localidad de Bosa.

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“En ese lugar conformamos un grupo de cinco mujeres y le dimos vida a una huerta exclusiva de plantas medicinales y aromáticas como ruda, manzanilla, albahaca, hierbabuena, cilantro, lavanda, romero, toronjil, canelón y caléndula”, dijo María Elsy.

Según estas mujeres, los productos de Rosemary Herbal Organic, nombre de su emprendimiento ambiental, son benditos. “El aceite de ruda sirve para combatir los calambres y dolores musculares, mientras que el de manzanilla es bendito para el estrés y las alergias”.

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Los aceites que elaboran estas mujeres tienen como protagonistas a las plantas medicinales.

Estos aceites, pomadas, ungüentos y jabones cien por ciento naturales fueron un éxito en la feria navideña del centro de la ciudad. “Estamos muy comprometidas con el emprendimiento. Hemos ganado varios proyectos que nos han permitido mejorarlo cada día más”.

Saray Frías, una venezolana y madre de cuatro hijos que floreció en las huertas de Ciudad Bolívar y Tunjuelito, llevó los champús sólidos que hace con su hermana utilizando algunas plantas medicinales. Su emprendimiento se llama ‘Kaia: lo mejor de la tierra para ti’. 

“Son champús con varias propiedades para el cabello: el de sábila es para hidratar; el de romero para evitar la caída; el de manzanilla para los rubios; el de menta para el pelo normal; y el de jengibre con limón para el pelo graso”.

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Saray Frías participó en la feria navideña con sus champús naturales.

Estos productos llamaron bastante la atención de los transeúntes, a quienes Saray les contó su experiencia personal con los champús que elabora. “Yo sufría de alopecia y desde que utilizo estos productos ahora tengo un cabello hermoso y mi cabeza no tiene un solo parche”.

Según Claudia Veloza, una de las formadoras del Jardín Botánico que se encargó de la logística del evento, esta feria navideña fue una gran ventana para las mujeres, ya que hicieron nuevos contactos, mostraron sus productos ambientales e intercambiaron experiencias.

“Este evento fue un éxito por el compromiso de las mujeres y el apoyo del centro comercial Neos Centro, Paseo de Luz la Gran Manzana y las Alcaldías Locales de Chapinero y Santa Fe, quienes nos ayudaron con las carpas, sillas, mesas, sonido y el permiso para ocupar el lugar”.

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Las ‘Mujeres que reverdecen’ vistieron de verde al centro de Bogotá.

¡A comer sano!

Claudia Arévalo, una de las ‘Mujeres que Reverdecen’ de la localidad de San Cristóbal, deleitó a los visitantes de la feria con uno de los productos más emblemáticos del campo de la sabana cundiboyacense: los cubios.

“Mi emprendimiento se llama ‘La casa de los cubios’, tubérculos icónicos de nuestro país que mezclo con panela, limón y canela para hacer dulces; y cilantro, jengibre, pimienta, nuez moscada y vinagre para los encurtidos”.

Este novedoso negocio ambiental nació como un homenaje a la mujer que le dio la vida. “Mi mamá murió durante los meses más críticos de la pandemia del coronavirus. Ella preparaba postres deliciosos con los cubios y por eso quise seguir con ese legado”.

Mujeres que reverdecen

Claudia Arévalo deleitó a los transeúntes con sus dulces y encurtidos de cubios.

Esta mujer emprendedora asegura que con sus postres y encurtidos quiere demostrar que el cubio no solo se puede utilizar en el tradicional cocido boyacense. “Muchas personas ignoran que sirve para hacer postres. Debemos rescatar este tubérculo nativo y delicioso”.

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Las arepas de maíz con quinua y amaranto de Piedad Barrios, una tolimense que se salvó de milagro de quedar bajo el lodo de la avalancha que sepultó a Armero, también hicieron presencia en la gran feria navideña.

“Soy experta en hacer arepas de maíz pelado, un producto que ha desaparecido en varias partes del país. Sin embargo, durante el programa de ‘Mujeres que reverdecen’ decidí incluir dos nuevos ingredientes: quinua y amaranto, semillas que se cultivan en varias huertas”.

Mujeres que reverdecen

Las arepas con semillas de amaranto y quinua de Piedad Barrios fueron todo un éxito.

Según Piedad, la paciencia es la clave para hacer estas arepas. “Primero pongo el maíz a cocinar en ceniza y luego lo dejo en agua durante cuatro días. El paso a seguir es lavar el maíz, escurrirlo, dejarlo secar y molerlo en el molino. Por último aplico las semillas y armo la arepa”.

Miriam Villarraga, compañera de Piedad en uno de los grupos de ‘Mujeres que reverdecen’ de Ciudad Bolívar, también incluyó estas semillas nativas que veneraban los muiscas en su emprendimiento de pasteles de yuca.

 Hacia las 11 de la mañana ya no quedaba rastro de los más de 50 pasteles que llevó a la feria. “Me fue muy bien. A los colombianos nos encanta el pastel de yuca, pero en la feria las personas sentían mucha curiosidad por las semillas de amaranto”.

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Estos cupcakes con algunas de las plantas de las huertas llamaron bastante la atención.

La mesa de Kristell Osorio y Xilena Avendaño, dos mujeres de la localidad de Kennedy, parecía la fiesta de una quinceañera. Su emprendimiento es de cupcakes, postres que pintaron con varios colores de tonos pastel.

“Utilizamos varios de los productos de las huertas en estos cupcakes, como arándano, amapola, zanahoria, jengibre, calabaza, arveja y hasta garbanzo. Nuestros hijos nos ayudaron a venderlos por toda la feria; quedamos muy felices con los resultados de las ventas”.

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Las suculentas también estuvieron presentes en los emprendimientos femeninos de esta feria.

Mini-huertas en el centro

Hermencia Guacaneme, una de las líderes sociales y ambientales pioneras de Cerro Norte, barrio ubicado en las montañas de Usaquén, convirtió su stand en una pequeña réplica de las huertas de su territorio.

“Traje lechugas, acelgas, tomates de árbol, granadillas, repollos, moras, espinacas y muchas plantas medicinales que sembramos en tres huertas de Cerro Norte, terruños donde trabajamos con los niños y adultos mayores”.

Al ver la explosión de colores de esta mini-huerta, los transeúntes del centro de la ciudad no podían evitar acercarse al puesto de Menchis, apodo que le pusieron sus amigos y el cual la acompaña desde hace más de 35 años.

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Hermencia Guacaneme llevó varias de las hortalizas y plantas que siembra en las huertas de Cerro Norte.

“A la gente le gusta cada vez más alimentarse sano. Cuando les decía que mis productos no tienen ningún químico, inmediatamente los compraban. También les mostré las pomadas que preparo con las plantas medicinales”.

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Menchis no fue la única representante de Cerro Norte en la feria navideña de las ‘Mujeres que reverdecen’. María Elisa Muñoz, una madre soltera que estuvo a punto de graduarse como abogada, asistió con su hija menor para vender chocolates rellenos.

“Hacemos chocolates rellenos con varias frutas y plantas medicinales de las huertas del barrio, como uchuvas, papayuelas, moras, feijoas, yacón, cidrón y manzanilla. Nuestro emprendimiento se llama Kuis-Kuis, una palabra rara que ambas utilizamos para decir te amo”.

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María Elisa y su hija Natalia llevaron chocolates que rellenan con las frutas de las huertas.

Los chocolates de María Elisa y Natalia tienen formas de flores, mariposas y hojas. “También plasmo fotos en estos postres. Por ejemplo, cojo la fotografía de un paisaje y la transformó en un papel comestible que pego en el chocolate”.

A María Inés Montaño, otra huertera y líder social de Cerro Norte, le fue bastante bien con las jaleas naturales que elabora con las frutas que las mujeres siembran de una manera agroecológica en este barrio con forma de mariposa.

“Juan Calderón, quien hace jaleas naturales de muy buena calidad, me ayudó mucho a perfeccionar mi emprendimiento cuando asistió al diplomado de agricultura urbana que hice en el Jardín Botánico”. 

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Varias mujeres llevaron los abonos que elaboran en las huertas urbanas de sus localidades.

Según esta mujer con sangre campesina, sus jaleas ya cruzaron las fronteras del territorio nacional. “Hace poco conocí a unos mexicanos que quedaron maravillados con mis productos y se llevaron varios frascos para su país. Me dijeron que gustaron mucho”.

‘Apapachando la vida’ fue el nombre que escogieron Gloria Jiménez y cuatro de sus compañeras de la localidad de Rafael Uribe Uribe para bautizar su emprendimiento de suculentas y plántulas de las huertas.

“Varias de estas plántulas las saco de la huerta que monté en la terraza de la casa con ayuda de mi hermano e hijo Juan Pablo, un niño especial que ama sembrar y untarse de tierra. También queremos dar charlas ambientales y de agricultura urbana por toda la ciudad”.

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‘Apapachando la vida’ es un emprendimiento de suculentas y plántulas de las huertas.

En ‘Mujeres que reverdecen’, Gloria también aprendió a hacer pomadas con algunas plantas medicinales, productos que mostró en la feria navideña. “En mi huerta tengo mucha caléndula, una planta que sirve para curar varios de los quebrantos de la salud”.

Las tortas de espinaca, zanahoria y banano, postres de maracuyá y mora y mantecadas de Beatriz Sánchez, Luz Dary Carrillo y Carmelina Cendales, habitantes de la localidad de Tunjuelito, deleitaron el paladar de los visitantes.

“Nuestro emprendimiento de postres lo hemos presentado en varias ferias locales. Algunos de nuestros productos tienen como ingrediente principal las plantas de las huertas, como es el caso de la espinaca y la zanahoria”.

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Estas mujeres de la localidad de Tunjuelito llevaron postres, tortas y mantecadas.

Mariela Medina y Yolanda Arroyo, dos de las 49 ‘Mujeres que reverdecen’ que ayudaron a fortalecer tres huertas en el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) Lourdes, ubicado en la localidad de Santa Fe, prepararon mermeladas de diversos sabores.

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“Casi siempre participamos en este tipo de ferias con las hortalizas y plantas medicinales que sembramos en estas huertas. Pero como no hay cosecha por estos días, decidimos hacer mermeladas naturales con las frutas de estos sitios, como mora y uchuva”.

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La localidad de Santa Fe estuvo presente con las mermeladas de estas mujeres.

Balance positivo

La gran feria navideña de las ‘Mujeres que reverdecen’ organizada por el Jardín Botánico en el centro de la ciudad, estuvo pasada por diversos climas: un sol incandescente en las horas de la mañana, una lluvia tierna al medio día y fuertes vientos en la tarde.

A las cuatro de la tarde, cuando terminó este evento en el que participaron más de 300 ciudadanas, la mayoría de las mesas bajo las carpas lucían desocupadas. Los rostros de las emprendedoras expresaban que la actividad fue todo un éxito.

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Las mujeres también bailaron y cantaron la música tradicional de diciembre.

“Aunque a algunas mujeres les fue mejor que a otras, podemos decir que el balance de esta feria de emprendimientos fue bastante positivo. Como esta zona es bastante transitada, las personas paraban su caminata para probar los productos”, dijo Diana Castro, formadora del JBB.

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Soley Durán fue una de las mujeres más contentas por esta nueva experiencia. “Me quedaron poquitas vinagretas. Con este emprendimiento he logrado vencer mi timidez y ahora me considero buena para las ventas. Seguiré asistiendo a todas las ferias que me inviten”.

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La timidez no estuvo presente en esta feria navideña del centro de la ciudad.

Claudia Veloza, formadora del JBB encargada de fortalecer los emprendimientos, aseguró que cumplieron con el objetivo de la actividad: mostrarle a la ciudadanía la diversidad de productos de buena calidad que las ‘Mujeres que reverdecen’ han creado.

“Algo muy valioso fue ver productos con una calidad increíble y bastante pulidos. Todos estaban bien empacados, con etiquetas y tarjetas elaboradas por ellas mismas, algo que refleja todos los conocimientos que les hemos dado en los talleres del programa”.

La formadora también destacó la habilidad que estas mujeres desarrollaron para vender. “Están muy empoderadas con sus emprendimientos. Fue muy bonito escucharlas hablar con propiedad de sus productos sin perder su esencia. Todas bailaron, cantaron y compartieron siendo ellas”.

Mujeres que reverdecen

Estas mujeres están bastante empoderadas con sus emprendimientos ambientales.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá