• Más de 150 niños, niñas y jóvenes de 16 colegios distritales se dieron cita en el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) para mostrar los resultados de sus huertas escolares.
  • Estos ‘huerteritos’ también participaron en varias actividades lúdicas donde aprendieron sobre semillas nativas, polinizadores, pacas biodigestoras y recetas saludables.
  • Crónica de un encuentro donde la agricultura urbana fue la protagonista.
Huertas escolares

150 estudiantes de 16 colegios distritales visitaron el Jardín Botánico de Bogotá.

El reloj marcaba las siete de la mañana y el sol empezaba a apoderarse del cielo bogotano cuando el melódico canto de las aves se vio interrumpido por la algarabía de 150 estudiantes que descendían a toda marcha de varios buses escolares.

El centenar de niños, niñas y jóvenes de 16 instituciones educativas distritales se apoderó de la plazoleta principal del Jardín Botánico de Bogotá (JBB), donde sus profesores intentaron poner orden y los formaron en filas indias.

Sus rostros y cuerpos daban certeras muestras de ansiedad y nerviosismo, como manos sudadas, piernas temblorosas y mejillas sonrojadas. Algunos tenían clavada la mirada en hojas de cuaderno con varias anotaciones que trataban de memorizar.

Huertas escolares

Un centenar de niños y jóvenes presentaron los resultados de sus huertas escolares.

No era para menos: los pequeños iban a presentar los resultados obtenidos en las huertas escolares que lograron consolidar en sus planteles educativos con la ayuda de la Secretaría Distrital de Educación y el Jardín Botánico.

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El auditorio de la entidad se pintó con el verde, azul, gris, rojo y amarillo de las sudaderas de los estudiantes. Todos tenían en sus manos los celulares listos para fotografiar y grabar las intervenciones de sus compañeros.

Marcela Bautista, subdirectora de preescolar y básica de la Secretaría de Educación tomó el micrófono para dar inicio al evento #LaEscuelaEsMiHuerta, el cual contó con el apoyo de la Red de Huertas Educativas de Colombia.

Huertas escolares

Los ‘huerteritos’ participaron en varias actividades lúdicas sobre agricultura urbana.

“Desde el año pasado venimos gestionando un convenio con el Jardín Botánico que tiene como objetivo promover una cultura ambiental en las instituciones educativas y formar a los niños y jóvenes, los ciudadanos del siglo XXI que tendrán la responsabilidad de cuidar el planeta”.

Según Bautista, esta alianza también busca generar una apuesta focalizada para tener cada vez más huertas escolares en los colegios y así consolidar una estrategia de agricultura urbana. “Sus instituciones educativas distritales y huertas escolares son las primeras que hacen parte de este proceso”.

Germán Darío Álvarez, subdirector técnico operativo del JBB, también se dirigió a los 150 estudiantes que se convirtieron en ‘huerteritos’ a través de la alianza con la Secretaría de Educación.

Huertas escolares

Estudiantes y docentes conversaron sobre agricultura urbana en el JBB.

“No hay nada más gratificante que cosechar lo que uno ha sembrado, algo que ustedes lograron en sus huertas escolares. La naturaleza nos habla y eso lo podemos ver en las huertas, donde una semilla emerge de la tierra y abre sus hojas buscando cuidado y cariño”.

Álvarez aseguró que los procesos en las huertas urbanas y rurales de Bogotá, como las creadas por estos planteles educativos, deberían ser replicados a nivel nacional. “Una huerta le apunta a la alimentación, salud, trabajo colectivo y rescate de los valores ambientales”.

Por último, el subdirector operativo del JBB les recalcó a los estudiantes que tienen una gran tarea como nuevos huerteros. “Ustedes como jóvenes y niños tienen la responsabilidad de enseñarles estos procesos a los adultos que han perdido la capacidad de observar la naturaleza y asombrarse con ella”.

Huertas escolares

El JBB recibió la visita de 150 estudiantes que ayudaron a montar huertas en sus colegios.

Nuevas huertas

El grupo musical La Rueda, conformado por seis hombres y mujeres de varias partes del país, todos amantes de las huertas, puso a cantar y bailar a los 150 ‘hueteritos’ con bullerengues que le rinden homenaje a las plantas en sus letras.

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Luego de la muestra cultural, los nervios se apoderaron de los estudiantes y el auditorio quedó en total silencio; había llegado el momento de exponer las experiencias en sus huertas escolares.

El colegio Quiba Alta, ubicado en la zona rural de Ciudad Bolívar, fue el primero en subir a la tarima. Andrea Fuentes, licenciada en biología, y dos de sus estudiantes del grado 11, fueron los elegidos para contar la experiencia.

Huertas escolares

El grupo musical La Rueda puso a bailar a los estudiantes con sus bullerengues.

“Nuestra huerta nació antes de la pandemia, pero como no podíamos ir al colegio debido a las cuarentenas, se vio bastante afectada. Tuvimos que adecuar de nuevo el terreno, hacer los senderos y mejorar el invernadero y las camas para volver a sembrar”.

Con la ayuda de docentes de varias áreas y el apoyo del JBB y la Secretaría de Educación, la huerta del colegio Quiba Alta volvió a reverdecer y los estudiantes crearon huertas caseras en sus hogares.

“Ya estamos sacando nuestras propias semillas, tenemos un lombricultivo y sembramos plantas nativas como la quinua y el amaranto. Todo lo hacemos de una manera agroecológica y los estudiantes de grados 10 y 11 son los encargados del cuidado de la huerta”.

Huertas escolares

Los estudiantes del colegio Quiba Alta fueron los primeros en contar su experiencia.

Siete jóvenes del colegio Andrés Bello contaron la historia de su huerta escolar, un proyecto que nació en 2014 en una zona de la institución que estaba afectada por escombros y residuos sólidos.

“Luego de adaptar el terreno montamos la huerta y construimos un gallinero. Sembramos fresa, maíz y varias hortalizas de una manera agroecológica y hacemos compostaje con cáscaras de papa, frijol y huevo”.

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Los estudiantes de este colegio utilizan los residuos de varios restaurantes para hacer los abonos de la huerta. “Con el JBB estamos trabajando en un proyecto de alimentación saludable con todos los productos que salen de nuestra huerta”.

Huertas escolares

La huerta escolar del colegio Andrés Bello es cuidada por los estudiantes.

La huerta del colegio Germán Arciniegas, ubicado en la localidad de Bosa, es liderada por varios estudiantes del grupo de robótica. Aunque el proyecto tan solo lleva cuatro meses, los resultados los tienen bastante motivados.

“El JBB nos ayudó a mejorar el terreno y seleccionar las especies más adecuadas para sembrar. Luego de varios errores y aprendizajes logramos consolidar un sitio donde hoy tenemos café, cebolla, tomate y maíz”, aseguraron dos estudiantes de séptimo grado.

Según Nancy Ramírez, docente del colegio, esta huerta es un proyecto transversal donde participan docentes, estudiantes y padres de familia. “Al ver de dónde vienen los alimentos que consumimos y todo lo que necesitan, los participantes han aprendido a valorar más la comida”.

Huertas escolares

La huerta del colegio Germán Arciniegas nació hace apenas cuatro meses.

Rescate ancestral

La experiencia de la huerta del colegio Carlos Albán Holguín fue presentada por la docente Marisol Peña y varios de sus alumnos, quienes mostraron el proceso agroecológico que realizan a través de fotografías.

“Nuestra huerta nació en 2019 como un proceso de transformación del suelo duro y contó con el apoyo del JBB y la fundación ‘Bosa se viste de fiesta’. Tiene un fuerte componente ancestral, tanto así que el diseño en forma de sol es un homenaje a los muiscas”.

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Peña aseguró que este proyecto busca formar líderes ambientales que se apropien del territorio. “La huerta también les permite a los muchachos trabajar emociones como la paciencia, algo clave en la formación integral de los estudiantes”.

“En la huerta comprendimos que brindar dedicación, empeño, amor y cariño da muchos frutos. Este proyecto nos ayuda con nuestras emociones porque mejoramos nuestro carácter al no ser tan volátiles y cuidar a otros seres vivos”, dijeron los ‘huerteritos’.

Huertas escolares

Los estudiantes del colegio Carlos Albán Holguín mostraron fotografías de su huerta.

El colegio Antonio José Uribe, ubicado en el centro de Bogotá, empezó con su huerta escolar en 2017 como un proyecto para los alumnos que tenían problemas de lectura y escritura, una iniciativa que fue liderada por las psicólogas de la institución.

“Nuestro proyecto, llamado la Huerta Viajera, no solo consiste en sembrar. Nos enfocamos en el ser, trabajar las necesidades y valores que tenemos como personas e involucrar a la comunidad de la zona donde estamos ubicados”.

Cada uno de los estudiantes que participa en esta huerta le pone nombre a la semilla que siembra. “Son nuestros hijos y por eso nos encargamos de sus cuidados. Hoy contamos con 106 girasoles de los cuales vamos a sacar semillas para hacer aceites”.

Huertas escolares

Huerta Viajera es el nombre del proyecto agroecológico de los estudiantes del colegio Antonio José Uribe.

Los embera son protagonistas en la huerta Egoró del colegio Kimmy Pernía Domicó, palabra de esta comunidad indígena que significa tierra lista para cultivar. Nació en 2012 como un proyecto para mitigar el deterioro ambiental a través de la integración de proyectos sostenibles.

“Nuestra huerta agroecológica es un laboratorio a cielo abierto que ha generado vínculos en la comunidad educativa y logrado poner en marcha diferentes proyectos de investigación para mejorar los procesos de producción”, dijeron Nancy Pardo y Diego Eraso, docentes del colegio.

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“Conocí el proyecto cuando hice el servicio social. Admito que antes no me gustaba nada que estuviera relacionado con la tierra, pero acá me enamoré de la siembra, las plantas y la naturaleza. Estamos trabajando mucho en los cultivos hidropónicos”, expresaron algunos de los estudiantes.

Huertas escolares

Egoró, palabra embera que significa tierra lista para la siembra, es el nombre de la huerta del colegio Kimmy Pernía Domicó.

Sobrevivieron a la pandemia

La huerta del colegio Alfonso López Michelsen lleva 10 años, una década en la que sus estudiantes y docentes han experimentado con diversas técnicas y metodologías de la agricultura urbana.

“Empezamos sembrando lechuga y tomate en camas, pero con el paso de los años aprendimos que es mejor hacerlo en bolsas o botellas plásticas. Recientemente hicimos un muro de ladrillos ecológicos, un sistema de riego con mangueras y varios surcos”, informaron los estudiantes.

Durante los meses más críticos de la pandemia, esta huerta logró sobrevivir gracias al compromiso de la comunidad educativa. “Contamos con un grupo de vigías ambientales que aman la huerta y participan activamente en su cuidado. Hemos aprendido mucho sobre el control de las plagas”.

Huertas escolares

La huerta del colegio Alfonso López Michelsen nació hace 10 años.

El colegio Atenas es pionero en huertas escolares. El Jardín Botánico lleva varios años capacitando a sus alumnos y docentes en agricultura urbana, por lo cual han logrado consolidar un fuerte proyecto agroecológico.

“Cuando los estudiantes ingresan a bachillerato comienzan a trabajar en la huerta, lo que nos ha permitido mantenerla y proyectarla a futuro. Además de sembrar diversas hortalizas, este espacio es un sitio de encuentro donde trabajamos nuestros valores”.

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Luego de la pandemia, tiempo en el que la huerta se vio bastante afectada, la comunidad académica le metió la ficha al reverdecer de la huerta. “Volvimos a tomar los cursos de agricultura urbana y ahora estamos trabajando en un proyecto de transformación de alimentos para poder venderlos”.

Huertas escolares

El colegio Atenas busca hacer productos transformados con las plantas de su huerta.

La Red de Huertas Educativas de Colombia, la cual se dedica a articular diferentes actores para el impulso y desarrollo de huertas educativas y la conservación de las semillas nativas y criollas, fue la encargada de cerrar las intervenciones.

“Esta red nació hace varios años con el fin de promover el cultivo ecológico y ancestral y sembrar conciencia ambiental en nuestros niños y jóvenes. Felicitamos al JBB y la Secretaría de Educación por apoyar las huertas estudiantiles de nuestra ciudad”.

Con aplausos, abrazos y apretones de mano, los 150 niños, niñas y jóvenes de estos colegios distritales, al igual que sus profesores, dieron como terminada la presentación de sus huertas escolares. Pero el encuentro aún no había finalizado: las 20 hectáreas del JBB los esperaban.

Huertas escolares

La Red de Huertas Educativas de Colombia también participó en este encuentro de ‘huerteritos’.

Estaciones agroecológicas

Varios profesionales del Jardín Botánico y la Red de Huertas Educativas de Colombia esperaban a los los 150 ‘huerteritos’ en cuatro estaciones distribuidas en medio del verde de la entidad para que disfrutaran de algunas actividades lúdicas.

La primera parada fue en la huerta del JBB, donde el chef Diego Huertas les enseñó a preparar recetas saludables con hortalizas y plantas medicinales, como galletas con zanahoria, avena, zucchinis y lechugas.

“Los niños y jóvenes salieron sorprendidos y contentos después de probar estas galletas saludables. Todos creían que las hortalizas son exclusivas para preparar ensaladas, pero con ellas podemos hacer muchas recetas nutritivas y deliciosas”, dijo el chef.

Huertas escolares

Los ‘huerteritos’ aprendieron a preparar algunas recetas con las plantas de las huertas.

Luego de deleitarse con estos alimentos con manejo agroecológico, los estudiantes pasaron a la segunda estación para aprender a hacer pacas biodigestoras, una actividad donde se divirtieron con la tierra y los residuos orgánicos.

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En la tercera estación conocieron la importancia que tienen los polinizadores para las plantas, como las abejas, los colibríes y los murciélagos, y aprendieron que algunas de las plantas de jardín son comestibles.

Huertas escolares

La mayoría de los estudiantes estaban familiarizados con las pacas biodigestoras.

La última actividad del encuentro #LaEscuelaEsMiHuerta fue en el aula ambiental del JBB, donde Jaime Aguirre les mostró a los ‘huerteritos’ algunas de las semillas nativas o criollas que hay en Colombia.

“Luego de la charla, estos niños, niñas y jóvenes se convirtieron en nuevos custodios de semillas nativas. El ideal es que en cada una de las huertas escolares se monten bancos de semillas, los cuales serán apoyados por el JBB”, dijo Aguirre.

Pasadas las 12 del mediodía, los 150 ‘huerteritos’ salieron de las instalaciones del Jardín Botánico en medio de la misma algarabía que hicieron en su llegada a la entidad. Sin embargo, no se fueron con las manos vacías: cada uno llevó semillas y plántulas para crear pequeñas huertas en sus casas.

Huertas caseras

Los niños y jóvenes salieron del JBB con varias semillas y plántulas.

Jhon Barros
Author: Jhon Barros

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Jardín Botánico de Bogotá